domingo, 14 de octubre de 2018

Plantas reaccionan a lesiones de forma similar a nuestra reacción al dolor

Cuando los humanos se encuentran en peligro o bajo ataque, se dispara un mecanismo conocido como reflejo de lucha o huida y aparentemente lo mismo sucede con las plantas. Un material fílmico reciente capturado por investigadores está cambiando la forma en que las personas ven a las plantas.
Planta respuesta al dolor
El pasado 14 de septiembre un grupo de investigación de la Universidad Wisconsin-Madison publicó un artículo en la revista Science donde se revela que cuando una planta sufre una lesión, libera algo parecido a una señal nerviosa a través de su cuerpo, muy parecida a la respuesta que los humanos y otros animales manifiestan ante el dolor.
Cuando el cuerpo de un humano recibe una lesión, las células sensoriales en nuestro cuerpo alertan al sistema nervioso para que inicie la liberación de un neurotransmisor llamado glutamato. Esto estimula una región de nuestro cerebro para que libere adrenalina, lo que pone en marcha el reflejo de lucha o huida.
Si bien las plantas carecen de un sistema nervioso, en el video capturado por los científicos responsables del estudio se muestra que cuando una planta recibe una herida despliega su propia versión del reflejo de lucha o huida.
Las escenas registradas en el estudio muestran a una oruga comiendo diversas plantas y desencadenando la subsecuente respuesta.

Una respuesta sofisticada a los ataques.

Dado que no cuentan con un sistema nervioso, las plantas tampoco poseen neurotransmisores, pero conservan el glutamato. En las imágenes se observa a una oruga mordiendo una planta que libera glutamato en el sitio de la lesión. Esto activa una ola de calcio que recorre todo el cuerpo de la planta, lo que después conduce al organismo a liberar su propia hormona de estrés.
En el video se muestra por primera vez lo rápido que la respuesta de la planta se hace eco a través de su cuerpo. De acuerdo con un documento publicado por la Universidad Wisconsin-Madison, en menos de 2 minutos la señal es capaz de alcanzar todos los extremos de la planta, desplazándose a una velocidad aproximada de un milímetro por segundo.
Una vez que la planta ha terminado de diseminar la señal a través de todo su cuerpo, comprende que está bajo ataque y da inicio a una respuesta apropiada para la amenaza.
Los científicos saben sobre esta respuesta de las plantas desde hace algún tiempo, pero nunca habían sido capaces de capturar el fenómeno o comprender como se originaba.
“Sabíamos que si arrancabas una hoja, generabas una carga eléctrica y la propagación que se desplaza a través de la planta”, dice Simon Gilroy, profesor de botánica en la Universidad Wisconsin-Madison y uno de los autores del artículo. “Pero desconocíamos lo que estaba tras el sistema”.
Para ser capaces de observar lo que sucedía al interior de la planta cuando estaba bajo ataque, los investigadores la modificaron genéticamente para lograr que una proteína brillara en torno al calcio. Esto les permitió observar la ola de calcio que se propaga a través de la planta tras una lesión.
Las imágenes captadas durante el estudio muestran la respuesta de la planta al glutamato siendo directamente aplicado a una de sus hojas.

La reacción de las plantas a las lesiones.

Los investigadores recurrieron a las mordidas de oruga, cortes por tijera y aplastamiento de las hojas para generar lesiones en las plantas y activar la respuesta de glutamato. Una vez que la señal de alarma se propagaba por el cuerpo de la planta, las hojas empezaban a liberar sus hormonas defensivas para protegerse contra los ataques.
Estas hormonas de defensa incluyen químicos que promueven el proceso de reparación así como sustancias nocivas que advierten a los depredadores.
Si bien la respuesta de la planta no se equipara al reflejo de lucha o huida que se observa en los humanos y otros animales, indudablemente es una versión de este proceso.

“Si eres un animal, enfrentarte al mundo a determinado nivel es relativamente sencillo pues realmente no tienes que saber lo que está pasando”, dice Gilroy. “Todo lo que tienes que saber es que algo malo está sucediendo y debes retirarte. ‘Oye, esto no se siente bien. No sé realmente lo que sucede, pero mejor me voy’. El movimiento te proporciona un escape tremendo que no requiere de algo sumamente sofisticado… aunque para las plantas el recurso no está disponible”.
Tal vez las plantas no experimentan dolor de la misma forma que los humanos, pero este nuevo descubrimiento revela que responden a las lesiones y ataques de forma relativamente parecida. La próxima vez que disfrutes una deliciosa y nutritiva ensalada, procura no pensar en todo es el glutamato que liberaron en el camino hasta tu plato.