¿Sueles ir por la vida mostrándote como un ser sin sentimientos, pero si ves a un perro sufrir en una película te sueltas a llorar como una Magdalena? Seguramente esta investigación te resultará interesante. Si te identificas con la frase “mientras más conozco al hombre más quiero a mi perro“, no te preocupes que no estás solo en el mundo: un estudio reciente publicado en la revista Society & Animals, sugiere que a los humanos nos importan más los perros que las otras personas.
Durante las pruebas, la identidad de la víctima fue variando. En total, recurrieron a cuatro tipos: una persona adulta, un bebé, un perro adulto y un cachorro.
Empatía por los animales.
Para conocer el grado de empatía de los voluntarios, los investigadores realizaron una serie de preguntas y diseñaron una escala según los resultados obtenidos a partir de las respuestas. La primicia principal era que la vulnerabilidad de la víctima, de acuerdo a su edad, figuraría como el principal factor de decisión, y que la especie pasaría a un segundo término.
Pero tranquilos, los participantes no pasaron por alto el hecho de que un bebé realmente pudo haber sido víctima de violencia. En el resultado final, los que obtuvieron un mayor grado de empatía fueron los recién nacidos, seguidos muy de cerca por los cachorros y los perros adultos (en ese orden). Mientras que las personas adultas quedaron en último lugar.
Al analizar la información, el grupo de investigación encontró que la edad resultaba un factor determinante cuando se trataba de la especie humana, pero lo mismo no aplicaba con los perros. De forma más específica, al excluir a los bebés de la lista, los científicos encontraron que, durante las pruebas, existía una mayor angustia de los participantes por conocer más detalles sobre el abuso de los animales que de las agresiones sufridas por una persona adulta.
Los resultados de esta investigación pueden ayudar a reforzar la importancia de disminuir la violencia contra los animales. Así que quédate tranquilo, puedes abrazar y querer a tu perro sin remordimiento, no eres el único que lo quiere más que a sus vecinos.