Un grupo de madereros realizó un hallazgo impresionante cuando cortaban un árbol en piezas más pequeñas: dentro del tronco había un perro momificado. Para las personas que se dedican a talar árboles, no es extraño encontrar ciertos animales cuando llevan a cabo su trabajo: por ejemplo, el nido de un pájaro atrapado entre las ramas. Sin embargo, la figura de un perro momificado en el centro de un árbol es algo que ni el maderero más experto podría esperar.
Un perro momificado.
Tras cortar la parte superior del árbol y cargar el tronco en un camión para transporte, un miembro del equipo decidió echar un vistazo al interior del tronco hueco. Allí, encontró los restos perfectamente momificados de un perro que parecía devolverle la mirada, con los dientes aún descubiertos como si luchara por sobrevivir.
Los expertos que analizaron el cadáver llegaron a la conclusión de que probablemente el perro había sido utilizado para la cacería en la década de 1960, y que había perseguido a un animal pequeño, como una ardilla, a través de un agujero en las raíces, hasta que eventualmente alcanzó el centro del tronco hueco.
A medida que el perro ascendía, el tronco se iba haciendo más estrecho. Basándose en la posición de las patas del animal, los expertos creen que siguió subiendo hasta que efectivamente quedó atorado. Incapaz de regresar o darse vuelta, allí encontró la muerte.
Momificación al natural.
Sin embargo, gracias a una perfecta combinación de circunstancias su muerte no quedó en el olvido. Generalmente, un perro que muere en la naturaleza sucumbe a la descomposición y/o es comido por otros animales carroñeros. Sin embargo, dado que el perro murió al interior de un árbol, los otros animales fueron incapaces de alcanzarlo (y gracias a la altura, también fueron incapaces de olfatearlo).
Además, la clase de árbol en la que este perro quedó atorado abonó para que se desarrollara un proceso natural de momificación. El roble castaño posee tanino, una sustancia extremadamente astringente utilizada en la taxidermia para evitar que la piel del animal se descomponga. El tanino en la madera al interior del árbol terminó permeando en el perro evitando que se descompusiera por dentro.
Además, el ambiente seco del tronco también proporcionó protección de los elementos y absorbió la humedad del cadáver. El aire que fue succionado dentro del árbol a través de la base formó una especie de vacío, que también contribuyó al proceso de secado.
Tras descubrir al perro momificado, los madereros decidieron entregarlo a un museo para mostrar al mundo los extraños acontecimientos que suceden en los rincones menos esperados. El perro, apodado “Stuckie”, se encuentra en el museo Southern Forest World, aún atorado en su tumba de madera.