Las personas que solemos crear listas las consideramos herramientas sumamente útiles. Las listas pueden ayudar a mantener cierto grado de organización en nuestras vidas, perseguir determinados objetivos y proporcionarnos una guía de ideas y deseos. En plena era digital, pasar el bolígrafo sobre el papel para elaborar listas y mantener los cuadernos de notas en orden es una práctica que ha venido resurgiendo de forma sorprendente.
Como símbolo de la figura renacentista, Da Vinci era conocido por llevar un cuaderno, prácticamente a todas partes, que le permitía poner sus ideas en orden. Los cuadernos de Da Vinci ofrecen una ventana inigualable a la mente del genio. Como pintor, inventor, ingeniero y científico llegó a escribir más de 13,000 páginas de anotaciones donde capturó gran parte de su creatividad.
Da Vinci era un artista sumamente organizado y mostraba un profundo interés por aprender con maestres de diversas áreas, incluso en la cocina.
¿Te imaginas cómo era una lista de tareas de Leonardo Da Vinci? Robert Krulwich, de la NPR, realizó una traducción de una lista que el genio escribió a comienzos de la década de 1490, y en su mente había muchas más cosas que sacar a pasear al perro o regar el jardín. A continuación, te presentamos la traducción con las explicaciones de Krulwich entre paréntesis.
Lista de tareas de Leonardo Da Vinci.
[Calcular] la medida de Milán y los suburbios.
[Encontrar] un libro que trata de Milán y sus iglesias, que debería estar en la papelería camino a Cordusio.
[Descubrir] la medida de Corte Vecchio (el patio en el palacio del Duque).
[Descubrir] la medida del castillo (el propio palacio del Duque).
Solicitar al maestre de aritmética que muestre cómo cuadrar un triángulo.
Solicitar a Messer Fazio (profesor de medicina y derecho en Pavia) que me enseñe sobre la proporción.
Solicitar a Fraile Brera (en el Monasterio Benedictino para Milán) que me muestre De Ponderibus (un texto medieval que hablaba sobre mecánica).
[Hablar con] Giannino, el Bombardier, los medios por los cuales la torre de Ferrara está amurallada sin lagunas (nadie sabe en realidad a lo que Da Vinci hacía referencia con esto).
Preguntar a Benedetto Potinari (un mercader de Florentina) de qué forma llegan a los glaciares en Flandes.
Dibujar Milán.
Preguntar al maestro Antonio cómo están posicionados los morteros en los baluartes de día o de noche.
[Examinar] la bestia de Mastro Giannetto.
Encontrar un maestre de hidráulica y pedirle que enseñe cómo reparar una compuerta, un canal y un molino de forma Lombardía.
[Preguntar sobre] la medida del sol que me fue prometida por el maestro Giovanni Francese.
Intentar obtener un Vitolone (nombre del autor medieval de un texto sobre óptica) que se encuentra en la biblioteca de Pavia, que habla sobre matemáticas.
Un genio humilde.
Esta lista de Leonardo Da Vinci revela su inmensa curiosidad, ya sea aprendiendo a reparar un molino o midiendo el patio de un castillo. También resulta sorprendente saber que Da Vinci estaba abierto a los demás y muchas veces se entregó a los especialistas para instruirse. Para un hombre que anotó casualmente metas tan abstractas como “dibujar Milán”, esta lista también muestra su lado más científico.
Gran parte del escrito está dedicado a las matemáticas y las mediciones, que ciertamente se ven reflejadas en sus obras de arte. Conocido por el dominio de la composición triangular en sus pinturas, no resulta tan sorprendente observar que deseaba aprender sobre la forma de “cuadrar un triángulo” o aprender más sobre proporción.
Lo más inspirador es observar que Da Vinci no se puso límites. Dada la filosofía renacentista de que el arte y la ciencia se complementaban, y que no debían considerarse disciplinas separadas, Da Vinci se convirtió a sí mismo en una esponja. Y absorbiendo todo el conocimiento que estaba a su alrededor, le fue posible expresarse a través de un trabajo visionario. Sin duda alguna, es una lección que todos deberíamos aprender.