¿Has imaginado lo que sucede durante una sesión de exorcismo? Tal vez todos tengamos una noción del proceso, pero muy pocos pueden decir que por experiencia propia. En la industria cinematográfica, el género de terror ha hecho del conocimiento popular algunos aspectos de este lado sobrenatural. Si eres de las personas que disfruta de estos temas, indudablemente habrás visto el clásico de 1973 “El exorcista“.
Gabriele Amorth, el último exorcista.
Durante su vida religiosa, Amorth tuvo incontables encuentros con Satanás, eventos que dieron pie a muchas entrevistas en diversos medios de comunicación alrededor del mundo y que llevaron a que se le considerará el exorcista más influyente del cristianismo. En ocasiones, este sacerdote revelaba detalles un poco más íntimos sobre estas terribles experiencias.
Aunque el exorcismo sea un tema bastante trillado, gastado hasta el cansancio por toda clase de charlatanes, aún existen personas que guardan cierto respeto sobre el tema. Evidentemente, como en cualquier otra área hay creyentes y escépticos, y los relatos del padre Amorth no fueron la excepción. En el 2012, durante una entrevista con el sitio Libero,relató cómo fue la primera vez que tuvo contacto con el demonio mientras llevaba a cabo una sesión de exorcismo:
“De repente tuve la clara sensación de que había una presencia demoníaca frente a mí. Pude sentir al demonio observándome, analizándome, moviéndose alrededor de mí. El aire se volvió frío. Un compañero exorcista ya me había hablado sobre estos cambios bruscos en la temperatura. Pero una cosa es que te lo cuenten, y otra muy diferente que lo vivas. Intenté concentrarme. Cerré los ojos y continué con la oración, con el corazón […]“.
Un exorcista debe saber preguntar.
Algo muy intrigante, y hasta cierto punto cliché, en los casos de exorcismo es que los sacerdotes siempre buscan sacar información al demonio que está apoderado del cuerpo. Todos saben que la mentira es propia de Satanás, y que todo aquello que exprese a través de un poseído probablemente no sea verdad, pero incluso así lo hacen.
Cuando le preguntaron al padre Amorth sobre este hábito, él respondió: “debemos aprender a tamizar las respuestas del demonio. En ocasiones, Dios le impone la verdad, para que no olvide que fue derrotado por Cristo y está obligado a obedecer a los discípulos que actúan en su nombre“.
Sin embargo, cuando logran que un demonio revele su identidad y su cometido, la situación se puede convertir en algo realmente peligroso. El padre especificó que cuando un demonio es forzado a revelar su identidad, se trata de una gran humillación para esa entidad maligna. Así, buscará cualquier medio para tomar venganza y esto puede representar un gran riesgo para la persona que está poseída y para los presentes.
Un exorcista debe aprender a limitarse y a no dejarse envolver por las intenciones de Satanás. Debe hacer solamente aquellas preguntas propias del ritual, pues en caso contrario las cosas pueden terminar muy mal. Allá por el 2009 ofreció una entrevista donde relató lo siguiente: “una vez, se me ocurrió preguntarle a un demonio por qué, a pesar de ser una entidad inteligentemente superior, prefería seguir bajando al infierno. Él me respondió: ‘yo me revelé contra Dios y le demostré que soy más fuerte que él’. Para estos seres, rebelión significa victoria y superioridad“.
El poder de un rosario.
De la misma forma que sucede en las películas, los exorcistas llevan a cabo su función portando un rosario en las manos. Para ellos significa una herramienta de ayuda durante el proceso. En el libro “El Último Exorcista“, Amorth da cuenta de una conversación que tuvo con el propio Satanás, donde logra revelar el poder de la Virgen María.
Padre: “¿Cuáles son las virtudes de Nuestra Señora que más te enfurecen?“.
Satanás: “Me enfurece porque es el más humilde de todos los seres y yo el más orgulloso. Porque es la más pura de todos y yo no. Porque es la más obediente a Dios y yo soy el rebelde“.
Padre: “¿Por qué le temes más al nombre de María que al de Jesucristo?“.
Satanás: “Por qué es más humillante ser derrotado por una simple criatura que por Él“.
Padre: “¿Hay una cuarta virtud de María que te enfurezca?“.
Satanás: “Me frustra que jamás haya sido tocada por la mancha de algún pecado“.
En otro fragmento, el sacerdote relata que a través de la boca de una mujer poseída escuchó algo que lo dejó sin palabras. Satanás decía que por cada Ave María que se rezaba, era como si le dieran una cachetada. También apunta que si los cristianos tuvieran noción del poder que el rosario tiene contra el demonio, no hay duda que encontraría su fin.
La pregunta que a todos nos queda es: ¿por qué alguien tan manipulador, inteligente y perverso como Satanás revelaría sus puntos débiles a un exorcista? Tal vez no exista una respuesta lógica, pero no hay duda de que es perturbador.