miércoles, 7 de febrero de 2018

Cuando Heineken propagó que Corona se hacía con orina

Actualmente, beber cerveza más que un acto de nutrición se ha convertido en toda una experiencia que agrega plusvalía a un producto milenario. Hoy podemos ver, delimitados por regiones geográficas, bares dedicados exclusivamente a la cerveza que se produce en la región. Y los pequeños productores de garaje se han convertido en una moda. Han aparecido clases de cerveza y aditamentos (como los growlers) que hasta hace unas décadas eran prácticamente inexistentes.
Cerveza Corona Sol

Beber cerveza en la década de los 80 era algo totalmente distinto, incluso en los Estados Unidos donde se produjo el boom de lo que hoy se conoce como la revolución cervecera allá por 1970. La escena cervecera de aquella época estaba completamente dominada por grandes marcas y prácticamente un total desconocimiento sobre las cervezas artesanales.

Cerveza Corona llega a los Estados Unidos.

En el año de 1981 la marca mexicana Corona llegó a territorio estadounidense y empezó a cautivar a un público cada vez mayor con un marketing donde se destacaba la playa y el Sol.
Fabricada por Grupo Modelo (que actualmente pertenece al gigantesco cervecero AB InBev) aquella cerveza se promocionó mediante un supuesto espíritu surfista, californiano, con encanto mexicano y cítricamente representada por una rodaja de limón en la boca de la botella – aunque esto último era más una estrategia de promoción para la exportación que una costumbre mexicana.
Cerveza Corona En La Playa Limones
Como haya sido, Corona empezó a ganar tanto éxito que la líder por excelencia entre las cervezas importadas en los Estados Unidos empezó a preocuparse, nos referimos precisamente a Heineken, una marca neerlandesa.

Comercial navideño de Corona Extra en 1980:


Spot publicitario de Heineken con motivos navideños en la década de 1980:




El rumor de que la Corona se hacía con orines.

Corona subía como la espuma de su cerveza, pero en 1987 todo se vino abajo. Las tiendas comenzaron a dejar de vender la marca, y los clientes la boicotearon. Este repentino rechazo por la cerveza mexicana se debió a un falso rumor que se esparció como reguero de pólvora: los mexicanos orinaban en las botellas que se exportaban a Estados Unidos.
En una época donde no existían las redes sociales, un rumor como éste no hubiera llegado a tanto sin la supuesta colaboración de un programa tradicional en la televisión estadounidense llamado 60 Minutes, que tras divulgar la historia provocó caídas en las ventas del producto de hasta 80% en algunas ciudades.
Barton Beers, el consorcio responsable por distribuir Corona en los Estados Unidos, decidió iniciar una investigación para determinar el origen de este rumor y terminó descubriendo que el responsable por la historia fue Luce and Son, precisamente una de las empresas minoristas que comercializaba Heineken para los estadounidenses.
Corona Cerveza Sobre Una Servilleta
Rápidamente, Corona interpuso una demanda solicitando una indemnización por US$ 3 millones, pero se arreglaron de forma extrajudicial: Luce and Son fue obligada a declarar públicamente que “Corona no estaba contaminada con orines”.

El rumor pudo más que la verdad.

Pero el daño ya estaba hecho. Amparada por la credibilidad del programa 60 Minutes, de la red CBS, esta noticia falsa se esparció rápidamente aunque la cadena informó que el programa no había hablado de cerveza en los últimos cuatro años. A pocos les interesaba saber si el rumor era falso, y fue divulgado de costa a costa en el territorio gringo.
La mala fama penetró en la imagen de la Corona como el olor acre que algunos rincones adquieren durante las concentraciones masivas por culpa de unas vejigas vacías.

Las enormes consecuencias de una noticia falsa.

Corona decidió tratar el tema de forma abierta con la prensa, y se requirieron varios años y decenas de artículos para diluir la historia hasta que finalmente desapareció. Sin embargo, aún quedan algunas reminiscencias de aquel episodio. En inglés existe el término peyorativo “miado mexicano” para hacer referencia a la Corona, pues para muchos es una cerveza con poco cuerpo.

Puedes ser fan de la Corona o de Heineken, o tal vez ni siquiera te guste la cerveza. Eso pasa a última instancia en este tema. Lo importante es que esta historia, en aquella época, enriqueció los estereotipos prejuiciosos sobre el mexicano entre los estadounidenses. Es la evidencia más clara de que una noticia falsa puede provocar un daño real, y que ni siquiera se necesitan las redes sociales para llegar a esto.