Charles Cullen nació en el año de 1960 en el estado de Nueva Jersey, Estados Unidos, y como muchos otros asesinos seriales tuvo una infancia y adolescencia particularmente trágicas. Cuando todavía era un bebé, su padre murió de un paro cardíaco. A la corta edad de 9 años, Cullen intentó suicidarse ingiriendo productos de un kit de química. Su madre y hermana murieron en un grave accidente automovilístico cuando Cullen tenía 17 años.
La juventud de Charles Cullen.
En el año de 1978, algunos meses después de la trágica muerte de su madre y hermana, Cullen ingresó a la Marina de los Estados Unidos como operador de misiles balísticos en submarinos y otras embarcaciones, pero tras algunos años en servicio empezó a mostrar algunos indicios de inestabilidad mental. En aquella época fue internado para recibir atención psiquiátrica y médica puesintentó suicidarse en siete ocasiones. Finalmente lo dieron de alta en el año de 1984.
Una vez libre, Charles Cullen tomó un curso de enfermería. Su buen desempeño y altas calificaciones le valieron un disputado empleo en una unidad de quemados del Saint Barnabas Medical Center. Sin embargo, rápidamente sustituyó su dedicación a la enfermería con el hurto de medicamentos, sustancias que utilizaba para drogarse o atentar contra su vida.
El inicio de una carrera como asesino serial.
Tras varios años trabajando en este centro médico, empezó su larga y prolífica carrera como asesino serial. Entre 1988 y 1992, Charles Cullen suministró dosis letales de insulina a decenas de pacientes, terminales y no terminales, además de contaminar numerosas bolsas intravenosas. La institución médica llevó a cabo una investigación interna y la evidencia señalaba a Cullen como culpable, pero no se encontraron pruebas suficientes para encerrarlo.
Fue despedido de la unidad de quemados y posteriormente contratado por el Warren Hospital, donde habría asesinado a tres ancianas con dosis altísimas de un fármaco que provoca ataque cardíaco. Una de estas víctimas habría relatado a un familiar que un “enfermero escurridizo” le había inyectado algo en el brazo mientras dormía. Sin embargo, la familia no le dio importancia a este comentario y creyeron que se trataba de un delirio.
En el año de 1993, tras divorciarse de su esposa y perder la patria potestad de sus hijas (se casó en el año de 1987, poco antes de empezar asesinar), Charles Cullen pasó por una crisis depresiva e invadió la propiedad de una compañera de trabajo, mientras la mujer y su hijo dormían. El hombre terminó denunciado y la policía solicitó un periodo de internamiento durante varios meses para que tratara su cuadro de depresión.
Pese a un largo historial de inestabilidad emocional y numerosas sospechas de asesinato por agresión física, envenenamiento, asfixia y negligencia, Cullen siguió trabajando como enfermero en Nueva Jersey y Pensilvania. En los hospitales de Estados Unidos solía haber escasez de personal, y muchas veces no se tenía la precaución de revisar los antecedentes de las personas que contrataban.
La caída de Charles Cullen, el asesino más prolífico en los Estados Unidos.
Sin embargo, en el año 2002 Cullen fue atrapado infraganti consumiendo y abriendo medicamentos durante el trabajo. La investigación lo obligó a renunciar. Como consecuencia de esto, siete antiguos compañeros advirtieron a la policía sobre sus sospechas de que Cullen administraba fármacos a los pacientes para quitarles la vida. Sin embargo, una vez más la falta de pruebas llevó a que está denuncia fuera archivada.
Un año después, el sistema computacional del hospital donde Cullen había ingresado a trabajar ( Somerset Medical Center) lo detectó consultando registros de pacientes ajenos. Al poco tiempo, otros enfermeros lo vieron tomando medicamentos que no habían sido prescritos. Tras una serie de extrañas muertes por sobredosis, el hospital logró obtener la evidencia suficiente para acusarlo de asesinato.
Desde el 2003, Charles Cullen se encuentra en prisión cumpliendo una cadena perpetua por la muerte de 40 personas. Sin embargo, de acuerdo con algunos analistas el total de víctimas podría ascender a 400.