Nadie pondría muchas expectativas sobre un programa secreto titulado Operación Vegetariana. Sin embargo, de haberse implementado hubiera significado la muerte de millones de personas y la contaminación de miles de hectáreas de suelo europeo. Como muchas otras, esta trama empieza a gestarse el 1 de septiembre de 1939, día en que Adolf Hitler da por inaugurada la Segunda Guerra Mundial con la invasión a Polonia.
Alemania domina en Europa.
Además de Polonia, Alemania se anota una serie de victorias rápidas entre las que se incluye la invasión a Dinamarca el 4 de abril de 1940 (los daneses cayeron ese mismo día), también invadieron Noruega, que terminó rindiéndose para el 10 de junio del mismo año. Después, Hitler se dirigió a Bélgica que aceptó la rendición tras 18 días de batalla. Luxemburgo logró resistir durante 24 horas.
En Países Bajos la rendición se obtuvo tras cinco días de batalla. Incluso cayó la poderosa Francia, que terminó capitulando un 22 de junio, tras apenas 5 semanas de pelea.
Así, el 10 de julio Hitler se enfocó en Inglaterra y empezó los bombardeos para allanar el camino a la Operación León Marino, título que recibió el plan de invasión a las Islas Británicas. Los británicos hicieron frente a la amenaza prácticamente solos: para ese entonces cada país en Europa occidental se había rendido ante Alemania, formado alianzas con los nazis o declarado su neutralidad en un intento por evitar la ira de Hitler.
Gran Bretaña acorralada por Hitler.
Franklin D. Roosevelt estaba recibiendo una presión tremenda por parte de los aislacionistas para mantener a los Estados Unidos fuera de la guerra, por lo que el país declaró la neutralidad. Cualquier pequeña ayuda que los estadounidenses pretendieran enviar a Gran Bretaña estaba amenazada por el patrullaje constante de los U-boats alemanes en el Atlántico Norte.
Ante una invasión que parecía inminente, el Primer Ministro Winston Churchill dio nuevas órdenes a Porton Down, una instalación militar secreta al sur de Inglaterra edificada durante la Primera Guerra Mundial con el objetivo de estudiar el uso de gas venenoso como arma de guerra. La instalación fue creada después que los alemanes introdujeran al campo de batalla el gas de cloro en 1915, y los trabajos en Porton Down se habían mantenido hasta entonces.
Churchill les encomendó un nuevo proyecto: encontrar una forma de emplear la mortal enfermedad del ántrax en batalla. Fue gracias a esta orden y al programa de guerra bacteriológico de los británicos que nació la Operación Vegetariana.
Puesta en marcha de la infame Operación Vegetariana.
La bacteria Bacillus anthracis, que vive en el suelo, es responsable por la enfermedad del ántrax. Cuando las esporas de esta bacteria entran en contacto con la piel de una persona (una forma de la enfermedad conocida como ántrax cutáneo), se genera una infección severa cuya señal más distintiva es una costra negra como un trozo de carbón.
Es precisamente de estas lesiones que el ántrax obtiene el nombre: anthrakis es el término griego para referir al carbón. Cuando se deja sin tratar, el ántrax cutáneo resulta fatal en 2 de cada 10 infecciones.
El temido ántrax.
Sin embargo, cuando las esporas son ingeridas o inhaladas, el riesgo de sufrir una muerte horrenda es mucho mayor: el ántrax gastrointestinal termina matando a 6 de cada 10 animales o humanos que ingieren las esporas, mientras que el ántrax por inhalación resulta letal en el 95% de los casos. Los tratamientos médicos modernos han reducido esos porcentajes de mortalidad de forma considerable; sin embargo, es importante recordar que dichos tratamientos no estaban disponibles en la década de 1930.
Cuando las esporas de ántrax son ingeridas por animales de pastoreo, aunque el animal infectado logre sobrevivir, su carne no debe ingerirse pues la enfermedad se disemina a todo aquel que la consume.
Porton Down y el plan para infectar al ganado alemán de ántrax.
Fue precisamente en esta vía de contagio que decidió enfocarse el equipo a cargo en Porton Down: desarrollaron un plan para interrumpir el suministro de carne alemán aniquilando vastas manadas de ganado de pastoreo a través del norte de Alemania. Planeaban lograrlo arrojando concentrado para ganado en forma de pasteles contaminado con ántrax desde bombarderos de la Real Fuerza Aérea directamente sobre los pastizales donde se alimentaban los animales.
Cualquier animal que llegara a ingerir el concentrado moriría en cuestión de días, así como los miles – o tal vez millones – de alemanes que entraran en contacto con el ganado o el concentrado infectado. En Porton Down estaban seguros de que una vez detectada cierta porción de ganado alemán contaminado, todo el suministro de carne en el país estaría bajo sospecha.
Aterrados, los alemanes evitarían la ingesta de carne (de ahí el nombre de Operación Vegetariana) provocando escasez en los suministros alimenticios para la guerra y, de paso, un golpe a la moral de los alemanes.
Fabricación de las “bombas de ántrax” para la Operación Vegetariana.
Agentes de Porton Down solicitaron una orden para que les suministraran materia prima suficiente para la elaboración de 5 millones de pasteles de concentrado. Además, subcontrataron a una fábrica de jabón de tocador en Londres para cortar el material en porciones individuales de aproximadamente una pulgada de diámetro y un peso inferior a una onza por pieza.
Finalmente, Porton Down contrató a una docena de fabricantes de jabón, todas mujeres, para llevarlas a sus instalaciones e inyectar los pasteles de concentrado con esporas de ántrax que había suministrado el Ministerio de Agricultura, encargados de producirlas en laboratorio.
Para la primavera de 1944 los cinco millones de pasteles estaban listos y repletos de ántrax, así como también los bombarderos de la RAF que se encargarían de desplegar la operación en el norte de Alemania. Los expertos de Porton Down estimaban que tomaría apenas 18 minutos para que los aviones alcanzaran el objetivo en territorio alemán.
Una vez en el lugar se arrojarían rondas de 400 pasteles cada 2 minutos en un bombardeo continuo de 20 minutos durante el que cada avión liberaría 400 pasteles. Si desplegaban una docena de bombarderos en la misión, fácilmente podrían alcanzar los 48,000 pasteles de concentrado para ganado infectado en esos 20 minutos.
Las probables consecuencias de la Operación Vegetariana en Alemania.
Para cuando terminaran, una gran parte de los pastizales al norte de Alemania hubiera resultado contaminada con ántrax. Y aún quedarían millones de piezas de concentrado para ganado en forma de pasteles para realizar bombardeos futuros en otras partes de Alemania.
“El ganado lo hubiera ingerido en los pastizales abiertos cuando las exuberantes hierbas de primavera empezarán a menguar. Los ensayos demostraron que estas tabletas eventualmente eran encontradas y consumidas por el ganado en un corto periodo de tiempo”, observó el Dr. Paul Fildes, director del departamento de biología en Porton Down.
Y dado que las esporas de ántrax pueden permanecer viables en el suelo durante más de 100 años, la tierra contaminada hubiera conservado su peligrosidad durante generaciones. Ninguna clase de ganado hubiera sido capaz de pastar en estas tierras, y ningún humano habría podido poner un pie en las décadas venideras.
Lo único que faltaba era la orden directa de Winston Churchill para proceder con la Operación Vegetariana. Afortunadamente para el mundo, esa orden jamás se dio. Para el momento en que todo estaba listo el escenario había cambiado por completo y la guerra se había vuelto contra Alemania.
Los cambios de rumbo en la Segunda Guerra Mundial.
La Operación León Marino jamás se llevó a término: los combatientes británicos habían derribado tantos aviones alemanes al inicio de la invasión que Hitler se vio forzado a modificar sus planes. En lugar de eso, puso su atención sobre Rusia e invadió a su otrora aliado en un ataque imprevisto el 22 de junio de 1941.
El inclemente invierno ruso.
Tras meses de un progreso sostenido, en octubre de 1941 la invasión de Alemania a Rusia empezó a estancarse, y Hitler no pudo tomar Moscú antes de la llegada del invierno.
En lugar de obtener el tan anhelado abrigo en la ciudad, las tropas mal equipadas y pobremente vestidas sufrieron en carne propia el brutal invierno ruso a campo abierto, muriendo miles y otros tantos quedando incapacitados debido a las temperaturas congelantes. Moscú jamás cayó, y cuando la primavera llegó los rusos ya se habían reagrupado y empezaron a lograr el retroceso de los alemanes.
Estados Unidos va a la guerra.
Además, el 7 de diciembre de 1941 Japón desplegó el célebre bombardeo sobre Pearl Harbor, proporcionando a los Estados Unidos un pase familiar para entrar de lleno a la guerra. Las manos del presidente Roosevelt ya no estaban atadas por los argumentos de los aislacionistas, ahora tenía la justificación para dirigirse a Gran Bretaña con toda la fuerza militar a su disposición.
Cuando Hitler intentó fallidamente tomar la ciudad de Stalingrado en febrero de 1943, el avance nazi contra Rusia quedó frenado por completo. A partir de aquí, los rusos empujaron lentamente a los alemanes de regreso a su país. Después siguió la invasión de los Aliados a Italia en julio de 1943, y casi un año después el 6 de junio de 1944, fecha que pasó a la historia como el Día D, la tan esperada invasión de los Aliados a la Francia ocupada.
Dado que la supervivencia de Gran Bretaña ya no estaba en riesgo y la derrota de Alemania era un hecho inminente, en la primavera de 1944 el Primer Ministro Winston Churchill optó por no poner en acción la Operación Vegetariana. Con el fin de la guerra en 1945, las cinco millones de piezas de concentrado para ganado infectadas fueron arrojadas a un incinerador y destruidas en Porton Down.
Isla Gruinard, el sitio de pruebas de la Operación Vegetariana.
Cualquier duda sobre lo letal que hubiera resultado el despliegue de ántrax sobre miles de hectáreas de pastizales puede despejarse en el sitio donde los británicos llegaron utilizar el ántrax durante la guerra: la Isla Gruinard, una porción de tierra de 520 acres a menos de una milla de la costa al noreste de Escocia.
A comienzos de la guerra, los británicos tomaron la isla y la emplearon como sitio de prueba para las bombas de ántrax entre 1942 y 1943. En una de las pruebas, un rebaño de 60 ovejas fue llevado a este lugar y una bomba de ántrax fue detonada justo sobre los animales. Las ovejas ingirieron las esporas de ántrax y en cuestión de días el rebaño completo había muerto.
Seguramente te estás preguntando cómo disponer de 60 ovejas muertas infectadas de ántrax sin matarte en el proceso. Los científicos de Porton Down arrojaron los cadáveres al fondo de un acantilado en la isla y posteriormente los enterraron (o al menos eso planearon) dinamitando una ladera próxima.
Un imprevisto con el ántrax en Escocia.
Sin embargo, una de las ovejas se hinchó en el agua y flotó hasta tierra firme en Escociadonde fue arrastrada por las olas hasta una playa. Aquí, el cadáver del animal fue parcialmente comido por un perro. El perro terminó muriendo, pero no sin antes contagiar el ántrax a 7 vacas, 2 caballos, 3 gatos y 50 ovejas más, todos estos animales terminaron muriendo eventualmente.
Una serie de indemnizaciones rápidas a los granjeros dueños de estos animales evitó que se propagara la información sobre el incidente, y no fue sino hasta la década de 1980 que se supo la verdad sobre el origen de estas muertes.
Gran Bretaña y los esfuerzos por eliminar el ántrax de la Isla Gruinard.
Cuando el gobierno británico expropió la Isla Gruinard al comienzo de la guerra, planeaba devolverla a sus dueños una vez que la guerra terminara y las esporas de ántrax fueran eliminadas. Sin embargo, los múltiples intentos por eliminar las esporas fallaron, y en 1946 el gobierno renunció a la limpieza. Compró la totalidad de la isla y ordenó al público mantenerse alejado del lugar. Para dejar claro el mensaje, colocaron carteles bastante aterradores en las playas de Gruinard.
Esta isla es propiedad del gobierno. Bajo experimento el suelo está contaminado con ántrax y el peligroso desembarque está prohibido por mandato.
El gobierno prometió vender la isla a sus dueños originales por 500 euros si algún día se encontraba la forma de “volverla habitable para humanos y animales”. Durante décadas, los científicos de Porton Down visitaron isla con regularidad y tomaron muestras del suelo para observar si el ántrax aún permanecía allí. Y así era.
Finalmente, en la década de 1980 el gobierno decidió dejar de esperar a que las esporas desaparecieran de forma natural. Removieron toneladas de tierra superficial contaminada e inyectaron 280 toneladas de formaldehído en el agua subterránea de la isla para averiguar si esto podía terminar con las esporas restantes.
Una isla segura.
Después, se introdujo un nuevo rebaño de ovejas a la isla. En 1990, cuando ninguna de estas ovejas murió y las muestras del suelo no mostraban signos de presencia de ántrax, los carteles fueron quitados y los descendientes de los dueños originales fueron autorizados para comprar la isla por 500 €, como se había prometido.
El gobierno británico cree que hasta aquí llega la historia de la Operación Vegetariana pero, sólo por si acaso, el Ministerio de Defensa destinó un fondo para compensar a cualquier víctima futura de ántrax en la Isla Gruinard.