Los primeros excursionistas que encontraron a Ötzi en los Alpes, pensaron que se trataba de un montañista moderno que había muerto recientemente. Sin embargo, fallaron por más de cinco milenios. Independientemente de las circunstancias, encontrarse con un cadáver durante una pacífica excursión por las montañas es un evento perturbador. Darse cuenta que el cuerpo fue víctima de asesinato es incómodo, por decir lo menos. Pero descubrir que el crimen tuvo lugar hace más de 5,000 años a pesar de que el cuerpo parece reciente es alucinante.
Ötzi, un hombre de cinco mil años.
Durante los próximos tres días, un pequeño grupo de arqueólogos se encargó de la extracción del cuerpo congelado y lo trasladó a la oficina de un examinador médico en Innsbruck, Austria, donde finalmente determinaron que el cuerpo tenía al menos 4,000 años de antigüedad.
Posteriormente se confirmó que Ötzi (como fue apodado por un periodista austríaco como referencia al sitio donde fue descubierto el cuerpo, el valle Ötztal)habría perecido entre el 3350 y el 3100 a.C. convirtiéndolo, con sus 5,300 años de antigüedad, en el ser humano preservado más antiguo jamás encontrado.
Lo que hizo de este hallazgo algo tan memorable fue que, a diferencia de las momias egipcias o incas disecadas por el clima desértico, Ötzi era una momia “mojada”: en una perfecta combinación de preservación, pues el glaciar donde murió congeló su cuerpo, mientras la humedad del hielo preservó los órganos y la piel durante miles de años.
Dado que Ötzi estaba tan bien preservado, los investigadores fueron capaces de practicarle una autopsia, obteniendo pistas fascinantes sobre cómo era la vida de este hombre que existió hace 55 siglos.
El contenido estomacal reveló diversos tipos de polen que hacen pensar no sólo que murió en primavera o verano, sino que viajó a través de diferentes elevaciones en las montañas poco antes de morir. Mientras tanto, el alto grado de preservación de su piel también mostró que llevaba más de 50 tatuajes que habían sido realizados frotando carbón en pequeños cortes.
Ötzi murió por un ajuste de cuentas.
Aunque Ötzi resultó un auténtico tesoro de información para los científicos, la causa de su muerte no se supo sino hasta una década después de que lo encontraron. Fue en esta época que emplearon tecnología de rayos X para descubrir algo alojado en el hombro izquierdo de Ötzi que había pasado desapercibido anteriormente: la punta de una flecha.
Un homicidio es un homicidio, independientemente del siglo en el que haya ocurrido, por lo que los encargados del museo donde actualmente descansa Ötzi llamaron al detective Alexander Horn de la policía de Múnich para ver que podía encontrar. Horn se mostró sorprendido por el estado de conservación del cadáver que, mencionó, era mucho mejor que algunos cuerpos de víctimas de homicidio que encontró a campo abierto y con los que había trabajado.
La naturaleza de su herida (Ötzi fue sorprendido por la espalda) y el hecho de que las pertenencias de la víctima no hayan sido robadas hacen creer al inspector Horn que se trató de un homicidio muy personal, aunque no parece que vaya a detener a nadie como responsable.
Y los misterios en torno a Ötzi se extienden más allá de su muerte: desde que el cadáver fue removido del sitio donde había descansado durante miles de años, se ha esparcido el rumor de que una maldición cayó sobre aquellos que lo perturbaron. De hecho, Helmut Simon murió durante una extraña tormenta de nieve y fue encontrado sepultado bajo la nieve no muy lejos de donde hizo el descubrimiento que le cambiaría la vida.