La cuestión del por qué soñamos es motivo de un intenso debate para la ciencia. La comunidad se divide al explicar por qué nuestro cerebro fabrica tantas fantasías mientras dormimos. Una de las últimas teorías que podría llevarnos a comprender la experiencia del sueño está relacionada con el aprendizaje de máquinas (del inglés, machine learning).
Así lo sugiere el neurocientífico Erik Hoel, de la Universidad Tufts, en Estados Unidos. En un artículo publicado en la revista Patterns, el investigador concluyó algo interesante: la extrañeza de los sueños ayudaría a nuestro cerebro a comprender mejor las experiencias cuando despertamos. Las ideas de Hoel se resumen en la teoría del “cerebro sobreajustado” (overfitted brain, en inglés).
La teoría del cerebro sobreajustado.
Un término que evoca el concepto de sobreajuste (overfitting) de máquinas. El científico apunta que las redes neuronales profundas se inspiraron originalmente en el cerebro humano. “Si analizas las técnicas que emplean los individuos en la regularización del aprendizaje profundo, encontrarás que muchas guardan un impresionante parecido con los sueños”, explicó.
Durante el proceso de entrenamiento de una inteligencia artificial (IA), el creador busca añadir determinado “caos” a los datos que la alimentan. Por ejemplo, ignora deliberadamente parte de la información. El objetivo es que la tecnología no se familiarice con un conjunto de datos organizados que ya procesó. Y es un paso importantísimo para la máquina. Así evitan que la IA asuma que el entrenamiento es una representación perfecta de todas las situaciones que encontrará durante su funcionamiento.
Y es precisamente en esa idea donde se compara la nueva teoría de Hoel. El neurocientífico apuesta a que los sueños son una forma que tiene nuestro cerebro de introducir eventos caóticos. Básicamente, se entrena a sí mismo para enfrentar mejor las experiencias de la vida cotidiana. Esto lleva a que veamos el mundo real de forma menos simplista y más compleja.
La razón biológica de los sueños.
“Es la propia extrañeza de los sueños, que difiere de la experiencia cuando estamos despiertos, lo que les proporciona su función biológica”, sugirió Hoel. “A veces la vida resulta tediosa. Y los sueños están ahí para impedir que te ‘sobreajustes’ al modelo de la realidad”, agregó.
El investigador asegura que el acervo neurocientífico ya proporciona evidencia suficiente para respaldar su teoría del “cerebro sobreajustado”. Por ejemplo, una investigación demostró la forma más eficaz para provocar un sueño sobre un tema en específico: realizar una tarea nueva repetitivamente mientras se está despierto.
Eso llevaría al cerebro a producir una fantasía durante el sueño que se ajuste a dicha actividad. Exactamente lo que hacen los científicos alterando los datos para entrenar a la Inteligencia Artificial. De hecho, Hoel propone demostrar la viabilidad de su teoría a través de pruebas del comportamiento.
Dichas pruebas permitirían encontrar diferencias entre el “ajuste” que realiza nuestro cerebro, el proceso de memorización y los efectos de la privación del sueño. Además, el neurocientífico mostró interés en profundizar en el concepto de “sueños artificiales”. Desde su perspectiva, los estímulos externos, como las series de televisión, pueden funcionar como “sustitutos” de nuestros sueños.
Entonces, quizá nos encontremos en el camino correcto hacia el desarrollo de tecnologías que minimicen los efectos cognitivos de la privación del sueño. “Evidentemente, existe un número increíble de teorías sobre por qué soñamos”, advirtió Hoel. “Sin embargo, quería traer atención a una teoría de los sueños que se toma el fenómeno mucho más en serio. Una donde se argumenta que la experiencia de los sueños es la razón por la que estás soñando”.
Cortesia de Padme
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