De los 220 integrantes del equipo de rodaje, más de 150 fallecieron de cáncer en los siguientes años.
Hay películas en las que todo lo que puede ir mal, va muy mal, como si una maldición se hubiera instalado en ellas. Esto es lo que le sucedió a 'El conquistador de Mongolia', película que adaptó, con alguna que otra licencia, la biografía del mongol Temujin, que posteriormente llegó a convertirse en el mítico Genghis Khan.
Protagonizada por John Wayne, Susan Hayward, Pedro Armendáriz y Agnes Moorehead y protagonizada por Dick Powell, la película, de 1956, se planteó como una gran superproducción que mostraba cómo el guerrero mongol Temujin (John Wayne), que aspira a apoderarse de todo el continente asiático, debe luchar contra un clan rival que ha asesinado a su padre.
Pero Temujin, además de entrar en guerra contra los tártaros, vive dominado por otras preocupaciones: su vida familiar se puede ver amenazada por su deseo de conquistar el corazón de una prisionera tártara, la escurridiza pelirroja princesa Borte (Susan Hayward), que fue capturada en un acto de pillaje. Y al tiempo también debe hacer frente a varias intrigas palaciegas.
La película la produjo el magnate Howard Hughes, con un presupuesto de seis millones de dólares, convencido de que el mostrar a un John Wayne con rasgos asiáticos (antes había intentado contratar a Marlon Brando, pero este, con lo que después se demostraría como un excelente criterio, se negó), iba a ser una de las grandes películas de la historia, pero pronto todo se comenzó a torcer.
El conquistador de Mongolia' fue filmado en las afueras de la polvorienta ciudad de St. George, en Utah, cerca del estado de Nevada, que se encuentra a unos 160 kilómetros de la zona de pruebas nucleares del gobierno de los Estados Unidos.
Sólo en 1953, el gobierno hizo 11 pruebas nucleares en ese lugar, asegurando a los residentes de St. George que no había peligro por la radiación.
Hughes hubiera preferido que la película se rodase en las locaciones reales que se veían en el guion, sin embargo, la Guerra Fría como contexto hacía imposible que las estepas de Mongolia fueran siquiera una posibilidad de ser utilizadas como las localizaciones del filme.
El rodaje, a 40 grados, resultó muy duro. Sufrieron muchas calamidades, como el ataque de una pantera que casi devora a Susan Hayward, la actriz principal, o el desbordamiento de un río que a punto estuvo de arruinar los decorados.
Que la arena del desierto pareciera brillar ligeramente por la noche les resultaba a los integrantes del equipo una anécdota divertida. Por supuesto todos sabían que la zona tenía una radioactividad muy alta, pero por entonces nadie pensaba que aquello podría suponer un probl ema.
Todos conocían las pruebas nucleares realizadas en la zona (hay fotografías de Wayne con un contador geiger en la mano), pero la relación entre la exposición al polvo radioactivo y el cáncer no estaba todavía bien estudiada. Hughes preguntó si la radioactividad del lugar podría ser peligrosa, y todos los expertos le dijeron que no. Evidentemente, estaban equivocados.
Terminado el rodaje y los montadores pidieron una serie de tomas extras, el presupuesto ya se había superado y no se podía enviar de nuevo un equipo al desierto. Se decidió llevar 60 toneladas de esa arena 'brillante' a los estudios para rodar en plató en Hollywood. Para disgusto de Hughes, la película supuso un fracaso absoluto y consiguió la mayor cantidad de críticas negativas que había logrado una superproducción de Hollywood. Wayne caracterizado de mongol estaba sencillamente ridículo. Pero las desgracias no habían hecho más que empezar.
Ese mismo 1956, Victor Young, compositor de la banda sonora fallece por un tumor cerebral.
Era solo el inicio de una larga lista de fallecimientos de se irían produciendo durante más de dos décadas, todos ellos de cáncer.
En 1963 el director Dick Powell muere por un linfoma. Pedro Armendáriz se suicidó cuando supo que su cáncer de riñón era terminal, Agnes Moorehead muere de cáncer de pulmón, Susan Hayward, de un tumor cerebral; John Hoyt, otro de los actores, de un carcinoma pulmonar, y John Wayne, el más fuerte de todos, fue derrotado por un cáncer de estómago en 1979.
De los 220 integrantes del equipo, más de 150 fallecieron de cáncer en los siguientes años. Y eso sin contar los numerosos extras contratados para dar vida a las hordas mongolas, que también contrajeron algún tipo de cáncer.
Para colmo 'El conquistador de Mongolia' resultó elegida por los críticos estadounidenses como 'la peor película de los años 50, y posiblemente de la historia del cine'. Howard Hughes ordena que se retiren todas las copias y que no se vuelva a proyectar nunca.
Sin embargo, el magnate, fallecido en 1976, amargado por la maldición que se había apoderado de 'El conquistador de Mongolia', y sintiéndose culpable de tanta desgracia, nunca más volvió a producir un filme, y en sus últimos años, recluido en una habitación de su enorme mansión de la que apenas salía, veía la película obsesivamente una y otra vez.
'El conquistador de Mongolia' no se pudo volver a ver hasta 1977, una vez fallecido Hughes, y ha pasado a la larga lista de los filmes malditos como 'la película radioactiva'.
Cortesía de Doña Mongolia, digo, Doña Coco
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