La brida del regaño era utilizada en las mujeres cuando hablaban mucho o incurrían en chismes, pues se creía que esto era producto de algo diabólico, buscando como objetivo controlar y evitar que hablaran demasiado.
El invento usado en Reino Unido es originario de Escocia, se utilizó entre el siglo XVI al XIX; era una especie de jaula de metal que impedía hablar, mediante un elemento que presionaba hacia abajo la parte superior de la lengua, de forma que si se movía, provocaba un dolor tal que impedía siquiera abrir la boca.
El castigo se aplicaba en un lugar público y a veces también se complementaba con azotes. Se llegó incluso a añadirles una campana para que pudieran verlas todos, con un fin claro: humillar.
Comúnmente era usado por los maridos sobre sus esposas, pero el dispositivo en mayor medida fue aplicado sobre mujeres que agitaban la sociedad, dominada por los hombres de la época.