En el cuerpo humano existe un tipo de células que clasifica la tinta de un tatuaje como agente peligroso, y procura eliminarla con el único medio de ataque que conocen: comer. Como si se tratara de una policía, el sistema inmunológico es bastante eficiente cuando se trata de mantener el orden en el organismo, y para esto dispone de un equipo de células con diferentes funciones.
Macrófagos vs tatuajes.
La tinta de un tatuaje resulta invasiva para el sistema inmunológico, por lo que no duda en enviar a los macrófagos al lugar donde se está produciendo el motín. Y es que, a simple vista, la tinta que se inyecta en la piel puede parecer una sustancia líquida sin más; sin embargo, estas células de defensa microscópicas consideran que se trata de partículas muy grandes.
Por eso las interpretan como una amenaza potencial, aunque en la práctica la tinta sea inocua.
Cumpliendo con su función, el macrófago busca la primera partícula de tinta disponible e intenta engullirla. Sin embargo, el hambre es mucho más grande que su boca. El macrófago se hace incapaz de romper la partícula de tinta, y el pigmento queda alojado en su interior. Dado que son células translucidas, eldiseño del tatuaje no sufre ninguna alteración. Pero es un proceso que se repite miles de veces bajo la piel.
De hecho, buena parte de los tatuajes que vemos se encuentran dentro de los macrófagos todo el tiempo.
Esto no es ninguna novedad para la medicina. Pero, científicos y médicos suponían que los macrófagos pasaban bastante tiempo con el trozo de tinta que habían engullido, fenómeno que explicaría la extrema durabilidad de los tatuajes. Las suposiciones estaban totalmente erradas y hoy sabemos, gracias a un equipo de inmunólogos de la Universidad de Aix-Marsella, en Francia, que aquellos macrófagos que engullen la tinta terminan muriendo en cuestión de días.
Al morir liberan las partículas, que son engullidas nuevamente por macrófagos substitutos para reiniciar el ciclo. “Las partículas de pigmento en un tatuaje son sometidas a ciclos de captura, liberación y recaptura sin que el diseño llegué a deformarse”, señala uno de los autores del estudio.
Eliminación de tatuajes.
El descubrimiento resulta muy importante para aquellos arrepentidos pues es probable que los macrófagos terminen estorbando, en lugar de ayudar, cuando se trata de remover un tatuaje, pues pueden engullir fragmentos de tinta que son rompidos por el láser antes que terminen por disiparse.
A partir de aquí, aquellos profesionales que se especializan en eliminar tatuajes pueden abordar la práctica desde una nueva perspectiva: por ejemplo, utilizar fármacos para inhibir la acción del sistema inmunológico.
Por otro lado, también se especula que estas células comilonas podrían resultar de mucha ayuda en la remoción de un tatuaje, pues quizás se hagan capaces de digerir los fragmentos de tinta después que son fragmentados por el láser. Evidentemente, habrá que realizar más experimentos para descubrir lo que verdaderamente sucede bajo la piel.