La colección de artículos es el pasatiempo de muchas personas, mientras que para otras se convierte en una forma de vida. Las colecciones pueden ser de las cosas más variadas, desde sellos postales hasta juguetes promocionales de empresas refresqueras. ¿Pero, coleccionar artículos de asesinatos o escenas del crimen? Aunque parezca una práctica inusual, debes saber que existe un mercado específico para esta clase de coleccionistas. Y no es cosa de ahora, las personas han coleccionado artículos de asesinatos desde hace mucho tiempo.
Un fenómeno social muy antiguo.
No es posible especificar una fecha exacta, pero la evidencia antropológica muestra que la práctica de coleccionar artículos de asesinatos se remonta a los primeros pueblos aborígenes; por ejemplo, las tribus solían coleccionar los cráneos y las cabelleras de los enemigos muertos en batalla.
En la Antigua Roma los criminales eran ejecutados en la cruz, en la Edad Media las personas eran reducidas a cenizas en las hogueras, ahorcadas o torturadas de la peor forma, en el viejo oeste los bandidos eran asesinados a tiros y dejados en las calles. Todos estos eventos, a pesar de la distancia temporal, tienen algo en común: conglomeraban multitudes deseosas por atestiguar la violencia y atesorar los recuerdos de esos momentos, y tampoco era raro que algunos quisieran llevarse un recuerdo a casa.
Un trozo de cuerda de la horca, una bala o incluso una astilla de una estaca, cualquier cosa para satisfacer el morbo. Se trata de una práctica extraña, nada ajena a los humanos, que en la actualidad es vista con malos ojos.
Eran aproximadamente las 14:00 horas del 30 de enero de 1649 cuando el rey Carlos I acomodó la cabeza en un bloque de madera y le señaló al verdugo que estaba listo para ser ejecutado; un solo golpe limpio le desprendió la cabeza del cuerpo. De acuerdo con Filipe Henrique, uno de los observadores, un gemido “como nunca había escuchado antes y deseo nunca volver a escuchar” emanó de la multitud mientras algunas personas manchaban sus pañuelos con sangre del rey como un recuerdo, incluso el aserrín del suelo utilizado para absorber la sangre fue recolectado y vendido como suvenir.
La industria de los asesinos seriales.
Tras el descubrimiento del famoso Ed Gein, un total de 20,000 personas se presentaron a las subastas de artículos referentes al asesino, todos iban con la intención de observar o adquirir un artículo confeccionado con piel humana por este asesino serial que solía utilizar cadáveres para fabricar artículos decorativos.
Un empresario ganó la subasta por el Ford Sedán que había pertenecido a Ed Gein, y después lo presentó en diversas ferias y exhibiciones. Todo aquel que pagaba 25 centavos de dólar tenía derecho a inspeccionar detalladamente el automóvil del asesino ladrón de cadáveres.
Cuando Jeffrey Dahmer fue capturado por la policía, el abogado de las familias de las víctimas del caníbal anunció que tenía la intención de subastar artículos del famoso criminal, incluida una broca con la que hacía lobotomías a sus víctimas, así como el congelador donde fueron encontradas partes corporales de las víctimas asesinadas por el caníbal.
Había un público tan interesado en estos artículos que las recaudaciones estimadas de las subastas ascendían a US$ 1 millón. Pero el plan terminó por cancelarse, gracias a la intervención de un grupo cívico de Milwaukee que temía la ciudad fuera recordada por esta clase de práctica. El grupo adquirió la totalidad de los artículos y después los destruyó.
Los asesinos están de moda.
Pero si crees que sólo los artículos mortuorios son codiciados, estás equivocado. También existe un mercado para aquellos coleccionistas que buscan obras de arte hechas por los asesinos, como es el caso de las pinturas realizadas por John Wayne Gacy y Richard Ramírez, que fueron adquiridas por coleccionistas. También tenemos piezas musicales, como las producidas por Charles Manson, que utilizó el dinero que adquirió vendiendo sus obras para pagar el fondo de pensión de sus víctimas.
Como puede verse, este tipo de práctica nos ha acompañado desde que empezamos a llamarnos humanos. Los coleccionistas suelen buscar artículos que fueron utilizados por los asesinos y piezas elaboradas por ellos, muchas veces obras de arte. De acuerdo con Leigh Lundin, los compradores pueden tener un interés genuino en lo macabro, pero muchos creen que estos artículos les ofrecen poder y control.
Prácticamente cualquier cosa que haya pertenecido a un asesino en masa o a un asesino serial, tales como vehículos (como fue el caso del Volkswagen escarabajo utilizado por Ted Bundy para trasladar a las víctimas que terminó en manos del vocalista de Korn), propiedades y sobre todo las armas empleadas en los crímenes. La ropa también goza de alta demanda, sobre todo aquella que llevaban puesta cuando cometieron los asesinatos.
El tabú de coleccionar estos artículos.
En mayo de 2001, eBay empezó a prohibir la venta de artículos relacionados con crímenes, ahorcando a la creciente industria. Como reacción, uno de los vendedores más exitosos de artículos sobre asesinatos en eBay lanzó su propio sitio, Supernaut, el primero de su tipo dedicado a la venta de coleccionables relacionados con crímenes.
En el 2005, la obra de un asesino serial fue vendida en línea en Massachusetts. Fue entonces que los legisladores del estado propusieron bloquear la actividad, iniciando el debate sobre los derechos de libertad de expresión de los prisioneros. En el 2007, el tirador estadounidense Wayne Lo volvió a generar polémica cuando lo descubrieron vendiendo su arte en un sitio web.
En 2010, John Cornyn y Amy Klobuchar, senadores de Texas y Minnesota respectivamente, se unieron para promover un proyecto de ley en el Congreso que tiene la intención de prohibir la venta de artículos de asesinatos. Se trata de “Stop the Sale of Murderabilia to Protect the Dignity of Crime Victims Act of 2010“, un proyecto que surgió tras varias luchas individuales sobre el tema.