Un fenómeno médico extremadamente inusual sucedió hace poco en los Estados Unidos: una mujer resultó embarazada mientras ya esperaba a otro bebé, dando a luz un par de pequeños que no fueron concebidos al mismo tiempo. Más increíble aún es el hecho de que dos parejas distintas están involucradas en el nacimiento de estos bebés.
La mujer en cuestión es una residente de California llamada Jessica Allen, que funcionaba como “madre de alquiler” para una pareja de ascendencia china cuando quedó embarazada una segunda vez de su propio novio, ahora esposo.
El trabajo de una madre de alquiler.
Allen ya había tenido dos hijos en el momento que llegó a un acuerdo con una pareja de chinos para rentarles el útero, pues estos últimos deseaban tener un hijo. A cambio de US$ 30 mil se sometió a un tratamiento de fertilización in vitro, en el que un embrión de la pareja asiática quedó exitosamente implantado en el útero de Allen.
Esta compensación económica originalmente estaba destinada a adquirir una propiedad, que Allen habría de pagar con ayuda de su pareja Wardell Jasper. Además, le parecía un acto de nobleza ayudar a una mujer a convertirse en madre.
El embarazo sucedió según lo previsto al menos hasta la sexta semana cuando, durante un examen de rutina, el equipo médico que daba seguimiento a Allen encontró que la mujer gestaba dos fetos, en lugar de solamente uno como se esperaba.
Un fenómeno sumamente raro.
En esa época, el equipo médico asumió que se trataba de gemelos idénticos, como resultado de la separación del embrión de la pareja asiática.
A nadie le pasó por la mente la posibilidad de una superfetación, un acontecimiento inusualmente raro en los seres humanos en el que una mujer embarazada continúa ovulando, teniendo la capacidad de concebir a un segundo hijo, que se desarrolla de forma simultánea al primero.
En la literatura médica solamente se tiene registro de 10 casos, y aunque resulta muy extraño que suceda en seres humanos, es algo bastante común en el reino animal, observado en conejos, ratones, caballos, canguros y ovejas.
La sorpresa es mayúscula.
A través de una cesárea, Allen trajo al mundo lo que todos esperaban fueran bebés gemelos. Dando seguimiento a las políticas de una gestación subrogada, Allen jamás vio y mucho menos tuvo contacto con los pequeños en el hospital, sería a través de una fotografía que notó algo sospechoso.
“Me di cuenta que uno era mucho más claro que el otro”, declaró Allen al portal de ABC News. “Evidentemente no se trataba de gemelos idénticos”.
Algunas semanas después del parto, un examen de ADN confirmó que uno de los bebés concordaba con la pareja china, mientras que el otro tenía los genes de Allen y Jasper.
Tras un proceso legal contra la empresa que sirvió de intermediaria para esta madre de alquiler – y que exigía cierta compensación monetaria para regresar al bebé a sus padres genéticos -, Allen y Jasper finalmente conocieron a su hijo, cuando éste estaba por cumplir los tres meses.
Aunque la superfetación sea un fenómeno extremadamente inusual en seres humanos, este caso tiene un extra de improbabilidad pues, en última instancia, se vieron involucrados dos pares diferentes de padres genéticos. Afortunadamente para Malachi, que actualmente tiene 10 meses, Allen y Jasper supieron reconocer el llamado de la sangre.