¿Te has encontrado a ti mismo alguna vez conduciendo a casa sin realmente haber puesto atención al camino? Estudios de imagen cerebral revelaron que cuando nuestras mentes empiezan a divagar, el cerebro pasa a una especie de “piloto automático”, posibilitándonos para desarrollar actividades de forma rápida, precisa y sin la necesidad de un pensamiento consciente.
Esta investigación aportó la primera evidencia de que nuestros cerebros se encuentran activos incluso cuando no estamos conscientes de que nuestra mente está trabajando.
La útil Red Neuronal por Defecto.
¿Pero, qué hace la RND? Varios estudios han encontrado que aparentemente juzga eventos pasados y planea para el futuro. Otros estudios apuntan a que esta red está involucrada en la autoconciencia – aunque esto ha sido parcialmente desestimado ante los hallazgos de que los ratones y los recién nacidos aparentemente también tienen una versión de la RND.
No es precisamente como si las ratas tuvieran una conciencia de sí mismas como la tenemos los humanos, apunta Deniz Vatansever de la Universidad de York, en el Reino Unido. De hecho, la RND tendría una función mucho más básica, común a todos los animales. Vatansever y sus colegas de la Universidad de Cambridge, se preguntaron si esta red podría ayudarnos a ejecutar tareas sin poner demasiada atención, cosas como atarnos las agujetas, o conducir a casa.
El experimento.
Para averiguarlo, los investigadores solicitaron a 28 voluntarios que aprendieran un juego de cartas mientras yacían acostados en un escáner cerebral de imagen por resonancia magnética funcional (IRMf). En el juego, a cada individuo se le presentaron cuatro cartas. Después, se introdujo una quinta carta y se les pidió que la hicieran coincidir con una de las 4.
Pero a los participantes no se les indicaron las reglas – por ejemplo, no sabían si debían hacer coincidir las cartas por forma o color. A través de la prueba y el error, cada uno de los participantes lo fue descubriendo en varias rondas.
Mientras esto sucedía, su actividad cerebral revelaba patrones que son típicos de la mente aprendiendo. Pero el juego siguió, y en los participantes que ya sabían como hacer coincidir las cartas sin tener que pensar mucho, la actividad cerebral se asemejaba a la de aquellos que utilizaban la RND – asimismo, sus respuestas fueron más rápidas y precisas.
Esto sugiere que cuando nos “apagamos”, nuestros cerebros entran en un piloto automático que permite ejecutar tareas de forma racional sin tener que pensar mucho en ellas.
Esto también puede ayudarnos a explicar porqué algunas actividades – como tocar una melodía que conocemos bastante bien en un instrumento musical – de repente parece ser mucho más difícil cuando pasamos de hacerlo sin pensarlo a pensar de forma consciente en la acción.
Mejorando el piloto automático.
En el experimento, las personas cuyas estructuras de RND parecían más fuertemente conectadas también obtuvieron resultados superiores en el juego de cartas. En estas personas, las diversas regiones se disparaban en conjunto y de forma más consistente, mostrando una mayor actividad coordinada. Esto sugiere que entre más fuertes sean las conexiones en la RND de la persona, más efectivo resulta el piloto automático, apunta Vatansever.
En teoría, es posible entrenarnos a nosotros mismos para desarrollar un piloto automático más eficiente. En otros estudios, las personas han sido capaces de controlar su actividad cerebral cuando les muestran los scans en tiempo real de sus cerebros. Una especie de entrenamiento parecido a la “neurorrealimentación” podría ayudar a las personas a potenciar el piloto automático en su cerebro, ayudándolos a ejecutar de mejor forma tareas sin enfocarse directamente en ellas, asegura Paul Stillman de la Universidad Estatal de Ohio.