Los Kutscher, una familia estadounidense, estaban por mudarse cuando su gato Oliver desapareció. Buscaron a la mascota por todas partes, pero no lograron dar con el felino. Finalmente se resignaron y partieron sin el querido gato, no sin antes prometer que volverían para buscarlo. Esta familia jamás imaginó que el propio Oliver recorrería decenas de kilómetros hasta encontrarlos.
El hijo de Halie Kutscher, un pequeño de 9 años, pasó varias semanas rezando para que el gato volviera a la familia. Aparentemente, alguien escuchó las súplicas del niño y el gato recorrió alrededor de 65 kilómetros hasta la nueva casa de los Kutscher. “Consideramos que debíamos dejar pasar algún tiempo antes de volver a la casa a buscarlo, por lo que todavía guardábamos la esperanza”, señaló Halie en una entrevista.
“Cada vez que salíamos y no encontrábamos una sola pista de él, mi hijo lloraba sin parar. Se me partía el corazón solo de verlo”, agregó.
El regreso del gato Oliver.
Eventualmente, la familia vendió su antigua casa en Bridgeport y la esperanza de reencontrar a Oliver se desvaneció. Los Kutscher ya se preparaban para tener la triste conversación con su hijo, dónde le harían saber que probablemente el gato no volvería jamás. Sin embargo, Oliver simplemente reapareció en el nuevo patio de la familia.
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Ante la sospecha de que se trataba de un gato parecido, fueron hasta la clínica veterinaria. Allí, gracias al microchip que llevaba en el cuerpo supieron que Oliver se las arregló para ubicarlos en su nueva casa. Tras una larga travesía, el gato finalmente estaba a salvo en casa de su familia.
Nota Cortesia de Padme
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