jueves, 22 de julio de 2021

moneda de cambio en prisiones

Al escuchar ramen, la mayoría lo asocia con un paquete de fideos instantáneos y especias deshidratadas. En México se popularizó con el nombre de la principal empresa que lo comercializa: Maruchan. Un artículo muy socorrido por estudiantes universitarios que atraviesan apuros económicos.

ramen o marucha(1)

Sin embargo, a los fervientes consumidores del ramen empaquetado se unió una inusual población. Hablamos de los presidiarios estadounidenses, que hicieron del ramen una moneda de cambio al interior de la prisión. Si quieres entrar en contexto, te recomendamos el siguiente video de Vox. Forma parte de la serie “The Goods” y ayuda a entender la importancia del producto en las prisiones estadounidenses.


A
trás quedaron los cigarrillos y sellos postales, hoy en las prisiones se paga y cobra con ramen. Además de ser duraderos, los fideos deshidratados son portátiles, su empaque está estandarizado y se ofrecen en la comisaría de la prisión. Se trata de productos muy valiosos para aquellos que necesitan empacar sus alimentos.

Al interior de las prisiones estadounidenses el ramen se utiliza para pagar artículos de higiene, ropa, servicios de lavandería, limpieza de celdas, redacción de cartas, artesanías personalizadas, etc. En los juegos de azar, las fichas son sustituidas por paquetes de ramen.

Importancia del ramen en prisión.

Irónicamente, la prevalencia del ramen como moneda de cambio en estos lugares sugiere un fenómeno inquietante. Hablamos de una enorme reducción en la cantidad y calidad de los alimentos que se sirven al interior de las prisiones. Michael Gibson-Light, un etnógrafo de la Universidad de Denver, pasó años estudiando las dinámicas monetarias entre poblaciones carcelarias. Y señala que las prisiones propiciaron una cultura de “frugalidad punitiva”.

Extraoficialmente, las prisiones transfieren muchos de sus tradicionales costos a los propios prisioneros. Y eso atiende a las convocatorias para impulsar una postura comprobadamente estricta respecto al crimen y la austeridad. Por eso, los presos adoptaron una moneda de cambio comestible.

Aunque los fideos instantáneos son algo relativamente nuevo en el ambiente carcelario, experimentar con comida tras las rejas no lo es. Frecuentemente, los inventos en prisión buscan satisfacer necesidades con aquello que se tiene a la mano. Empleando elementos y técnicas poco ortodoxas, el ingenio de los presidiarios explora un extraño ambiente culinario.

Algunas de estas recetas se encuentran en el libro Prison Ramen: Recipes and Stories from Behind Bars, obra de Gustavo “Goose” Alvarez. Cualquiera puede preparar ramen instantáneo con un poco de agua, pero mezclar los ingredientes para producir una ambiciosa combinación requiere paciencia y constancia. Estar encerrado en una prisión buena parte de tu vida es motivo suficiente para buscar algo de bienestar, aunque sea en un plato a base de ramen.


Joe Guerrero, del canal AfterPrisonShow, ofrece un testimonio personal sobre los experimentos con el ramen que aprendió mientras estuvo en la sombra. Quizás te parezca desagradable arrancar un trozo al ladrillo de fideo crudo y llevarlo directamente a la boca. Pero, Guerrero dice que cuando alguien cumple una condena tan larga anhela variedad en cualquiera de sus formas.

Coresia de Chava chismes


 

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