Los romanos siempre han gozado de fama sobre la promiscuidad sexual, como lo llaman en la actualidad. Y una evidencia justificada viene desde el siglo I d.C, cuando presumiblemente circulaban estas fichas romanas a las que llamaban spintrias, los romanos de verdad que practicaban el amor libre en todas sus formas y manifestaciones.
Una spintria es una ficha romana, que posiblemente tenía valía en los burdeles y normalmente representaba actos o símbolos sexuales. Suelen estar acuñadas en latón o bronce y rondar los 20 milímetros de diámetro. Hasta ahora, los científicos no pudieron responder de forma clara a la pregunta de por qué los romanos acuñaron monedas, que en la cara representaban una escena erótica, y en la espalda números romanos.
Sin embargo, con el advenimiento del primitivo cristianismo, con nuevas ideas sobre el más allá celestial, la fabulosa perversión romana llegó a su fin: los burdeles cerraron, las mujeres se hicieron “difíciles” y las monedas con imágenes de escenas frívolas fueron reforjadas en rejas de arado.
Es difícil imaginar una decoración similar en moneda moderna. Sobre todo porque la moral y la ética nos sugieren que la sexualidad debe estar subordinada a la moral, junto con los ideales naturales, junto con el animal humano. Pero si nos podemos a recordar un poco, nos daremos cuenta de que los romanos penetraron en la vida cotidiana con esta atmósfera: las imágenes de escenas eróticas en los objetos comunes, azulejos de la pared, el culto al cuerpo desnudo en la pintura y la escultura, visto así, las spintrias no parecen tan radicales.