Existe una cantidad realmente ridícula de sitios en Internet donde se habla de teorías de la conspiración, entre todas figura aquella donde se sugiere que la humanidad estaría viviendo en una simulación, como punto de referencia podemos tomar aquello que se muestra en la película Matrix. Desde un inicio la idea parece bastante absurda; sin embargo, hay científicos investigando el tema de forma totalmente seria, e incluso fuentes científicas respetables abriendo espacio al debate sobre el tema.
Las estremecedoras posibilidades de vivir en una simulación.
¿Nuestra realidad es una simulación por computadora? Parece una cuestión bastante absurda, sobre todo porque nos resulta imposible saber si es verdad. Sin embargo, de acuerdo con algunas teorías, hay más posibilidades que este Universo se trate de una simulación que de un espacio “real”.
Como hemos atestiguado, en los últimos años la tecnología de la realidad virtual se ha desarrollado de forma acelerada. Algunos videojuegos y programas educativos casi nos presentan el mundo virtual como si fuera real. Si estas simulaciones tan realistas pueden lograrse con la tecnología actual, existe una gran posibilidad de que en el futuro los seres humanos puedan desarrollar una Matrix. Es a partir de este concepto que empieza la teoría sobre la simulación.
Aspectos básicos de una realidad simulada.
Muchos han escuchado hablar sobre la idea de que la película Matrix no sólo se trata de ficción, sino de un acervo de investigaciones que no conocemos cuyas conclusiones están condensadas en esta producción cinematográfica.
En el pasado, extensas teorías filosóficas y científicas han propuesto que la realidad es una ilusión. El argumento sobre la simulación se propuso originalmente por Nick Bostrom. “Es como en Matrix”, afirma Bostrom, “excepto por el hecho de que en lugar de tener cerebros en recipientes alimentados por entradas sensoriales de un simulador, los propios cerebros también forman parte de la simulación. Un gran programa computacional se encargaría de simular todo, desde el cerebro humano hasta sus neuronas y la sinapsis”.
“Si crees que los humanos pueden escribir un programa que simule el universo en el futuro, entonces debes creer también que el universo que habitamos es una simulación” – Nick Bostrom
La deducción lógica.
Después, muchos pensadores se apegaron a esta idea de Bostrom, mentes como la de Elon Musk, fundador de la compañía SpaceX. De acuerdo con Jean Baudrillard, el universo no es más que una simulación: todo es inanimado y construido a partir de imágenes. Elon Musk también cree que somos entidades generadas a partir de una computadora y que habitamos un videojuego creado por una civilización más avanzada, aunque podamos pensar que somos participes del mundo físico. Y añade “la posibilidad de que habitemos en una base real es de una en mil millones”.
“Algo que las futuras generaciones podrán hacer con las supercomputadores es correr simulaciones detalladas de sus antepasados o de personas semejantes a sus antepasados. Dado que sus computadoras serán tan poderosas, tendrán la capacidad de correr múltiples simulaciones.
Supongamos que estas personas simuladas estén conscientes (como sería si las simulaciones estuvieran lo suficientemente bien elaboradas y si una cierta posición ampliamente aceptada en la filosofía de la mente estuviera correcta). Entonces, podríamos reconocer que la gran mayoría de las mentes como la nuestra no pertenece a la raza original, sino a la de personas simuladas por descendientes avanzados de una raza original.
Entonces resulta posible argumentar que, si fuera el caso, seríamos racionales al pensar que posiblemente nos encontremos entre las mentes simuladas más que en las mentes biológicas originales. Por lo tanto, si no pensáramos que actualmente vivimos en una simulación computacional, no tenemos el derecho a creer que tendremos descendientes que ejecutarán muchas de esas simulaciones de sus antepasados. Esta es la idea básica”.
Si estamos viviendo en una simulación, esto significa que todo a nuestro alrededor es software, incluso cada átomo que constituye nuestro cuerpo.
Experimentos en la universidad de Bonn en el 2012, concluyó los límites energéticos superiores que deberían componer las simulaciones. Además de todo esto, surge otra cuestión: si la simulación en que nos encontramos estuviera realmente bien diseñada, no existen dudas de que, en el futuro, seamos capaces de diseñar una simulación similar. ¿Entonces, cómo podríamos saber en qué simulación nos encontramos en este momento?