Theophilus Riesinger, uno de los exorcistas más reconocidos de su época se enfrentó a Lucifer en persona en 1928 durante un caso de posesión demoníaca en un convento rural de Iowa, en los Estados Unidos. Fue un fraile capuchino originario de Appleton, Wisconsin, que se convirtió en uno de los exorcistas más reconocidos en el continente. Riesinger llevó a cabo al menos 22 exorcismos durante su vida, pero hubo uno en 1928 que se convirtió en el caso más publicitado de exorcismo en la historia de los Estados Unidos.
Los detalles, basados en los relatos de testigos oculares, fueron publicados en un libro de principios de 1930 titulado Begone Satan! escrito por el reverendo Carl Vogl. Fue escrito originalmente en alemán, pero cuando se realizó la traducción en 1935, el caso fue difundido por publicaciones católicas, periódicos e incluso la revista Time.
Posteriormente, aquel libro de 48 páginas sirvió como material de investigación para el autor William Peter Blatty, que describió una historia de posesión en El Exorcista de forma muy similar a los eventos que ocurrieron en el convento de Iowa en 1928.
Theophilus Riesinger y Anna Ecklund.
El padre Riesinger llevó a cabo su primer exorcismo en 1912. La afectada era una chica originaria del pueblo de Marathon, Wisconsin, cuyo nombre fue referido como Anna Ecklund o Emma Schmidt – le otorgaron diversos nombres supuestamente como una forma de proteger su identidad. Empezó a manifestar los síntomas de una posesión demoníaca cuando tenía 14 años. Riesinger, que se haría famoso como un “poderoso y místico exorcista de demonios” – como se le describió en la edición del 17 de febrero de 1936 de Time, fue convocado para ejecutar el ritual.
Riesinger expulsó a los demonios de la chica y acudió en auxilio de otros que creían necesitar una limpieza espiritual. Varios años después, en 1928, Anna Ecklund ya tenía 40 años cuando empezó a sentir otra vez los síntomas de una influencia demoníaca.
El demonio vuelve.
“Quería rezar, ir a la iglesia y recibir la Santa Comunión como era lo usual”, escribió Vogl en Begone Satan!“Pero una fuerza interior interfería con sus planes. La situación empeoró con el paso del tiempo. Las palabras no pueden expresar lo que estaba sufriendo. Estaba prohibida ante los consuelos de la Iglesia, alejándose de ellos a la fuerza. No podía ayudarse a sí misma de ninguna forma y parecía estar bajo la manipulación de un misterioso poder. Estaba consciente de unas siniestras voces internas que le sugerían las cosas más desagradables. Esas voces intentaban despertar los pensamientos más vergonzosos en ella, e intentaban inducirla a que realizara cosas innombrables llevándola a la desesperación. La pobre no tenía amparo y secretamente corría la opinión de que se había vuelto loca”.
“No puedes imaginar los terribles síntomas y sentimientos que experimenta una persona poseída. Gatos y perros extraños hablan con ella durante la noche. No puede llevar a cabo sus deberes religiosos, está totalmente alejada de los sacramentos, son excesivamente infelices” – Theophilus Riesinger.
Poseída por Satanás.
Mientras predicaba en la parroquia de San José situada en Earling, Iowa, Riesinger hizo una petición inusual al reverendo Joseph Steiger. Riesinger quería trasladar a la mujer poseída de Wisconsin a la parroquia rural de Steiger para llevar a cabo un exorcismo donde evitarían toda la atención no deseada. Steiger estuvo de acuerdo, y la mujer fue llevada al convento franciscano a las afueras de la ciudad.
“La mujer fue dispuesta firmemente sobre un colchón en una cama de acero”, escribió Vogl. “Tras el aviso del padre Theophilus, las mangas y el vestido fueron apretados firmemente para evitar cualquier truco diabólico. Las monjas más fuertes fueron seleccionadas para prestar ayuda en caso de que algo pasara. Había la sospecha de que el mal intentaría atacar al exorcista durante la ceremonia. En caso de que algo inusual pasara, se les indicó a las monjas que debían mantener a la mujer en la cama. Poco después que las oraciones prescritas de la Iglesia empezaran, la mujer cayó en un estado de inconsciencia y se mantuvo así un largo tiempo. Sus ojos estaban cerrados con tal fuerza que nadie pudo abrirlos”.
El terror se hace presente.
Sin embargo, cuando Riesinger inició el ritual de exorcismo, la mujer “se liberó de la cama y de las manos de los guardias; y su cuerpo, atravesando el aire, aterrizó justo encima de la puerta y se desplazó por la pared con un agarre tenaz. Todos los presentes fueron invadidos por un miedo estremecedor. El padre Theophilus se mantuvo en calma”.
Las hermanas asistentes la arrastraron de vuelta a la cama y la contuvieron en el lugar. Sonidos de carcajadas empezaron a emanar de la mujer, capturando la atención de todos en la parroquia. Acudieron a ver lo que estaba sucediendo, pero la mayoría no pudo procesarlo. Vogl escribió, “la condición física de la mujer era horrible a simple vista, pues a causa de los miembros distorsionados en su cuerpo, era una escena inaguantable”.
Maldecida por su padre.
El exorcismo se extendió a lo largo de 23 días, durante los cuales la mujer vomitaba repetidamente cosas que parecían macarrones y hojas de té, a pesar que no comía nada, también se expresaba con numerosas voces y producía sonidos inhumanos que asemejaban animales. Parecía entender idiomas que nunca antes había escuchado o leído, sacaba espuma de la boca y enfurecía cuando Riesinger la bendecida en latín. “Recuperaba la conciencia ocasionalmente cuando alguien le rociaba agua bendita o le acercaba artículos benditos en secreto, mientras que los objetos seculares ordinarios la dejaban totalmente indiferente”.
Cuando preguntaron cuántos espíritus estaban poseyendo a la mujer, respondió que eran muchos, y queBelcebú estaba a la cabeza. Bajo los cuestionamientos de Riesinger, Belcebú reveló que la causa de la posesión había sido el propio padre de la mujer, habiendo “maldecido” a los espíritus dentro de ella, y que fue tomada bajo la orden del propio Satanás.
En este punto, cuando Riesinger solicitó hablar con el padre de la mujer, después que Belcebú le dijera que estaba con ellos, una voz afirmando ser Judas Iscariote empezó a hablar en su lugar. Cuando Riesinger le preguntó lo que pretendía con la mujer, Judas respondió “llevarla a la desesperación, hasta que se suicide colgándose ella misma. Debe tomar la cuerda, debe ir al infierno”. Otras voces que afirmaban ser Jacob, el padre de Anna, así como su concubina, Mina, eventualmente salieron a hablar.
Manifestaciones físicas de la posesión demoniaca.
Vogl escribió que durante el exorcismo la presencia demoníaca en el interior la deformó físicamente. “El rostro de la mujer estaba tan distorsionado que nadie podía reconocer sus rasgos. También su cuerpo estaba horriblemente desfigurado, al grado que su contorno natural se había desvanecido. Su cabeza, pálida como la de un muerto, a menudo alcanzaba el tamaño de un cántaro, haciéndose tan roja como brasas incandescentes.
Los ojos se le salían de las cuencas, sus labios se inflamaban tanto como el tamaño de unas manos, y su demacrado cuerpo se hinchaba tanto que el pastor y algunas de las hermanas retrocedían del susto, creyendo que la mujer estallaría en pedazos. A veces, su región abdominal y las extremidades se hacían tan duras como el hierro y las rocas. En determinados episodios el peso de su cuerpo presionaba tanto la cama de acero que la cubierta arrastraba en el piso”.
Riesinger dijo que el mismo Lucifer se aparecía durante el proceso. Vogl escribió “cierta vez el padre Theophilus dijo que Lucifer se le había aparecido durante media hora – como un ser ardiente en su característica personificación demoníaca. Tenía una corona sobre la cabeza y portaba una espada en llamas en la mano. Belcebú se posicionó a su lado. Durante este lapso toda la habitación se llenó con fuego”.
Los demonios se van.
El 23 de diciembre de 1928, cuando Riesinger estaba exhausto después de tres días sin dormir, los demonios finalmente retrocedieron. La mujer repentinamente se paró de la cama, y después se desmayó. Un sonido penetrante inundó la habitación seguido por los nombres repetidos de los demonios que estaban dentro de ella. Poco a poco se desvaneció y fue reemplazado por un horrible e incierto hedor. La mujer abrió los ojos y exclamó “mi Jesús, gracias. Alabado sea Jesucristo”.
Algunas fuentes aseguran que el caso de Anna Ecklund fue el primer exorcismo aprobado por la iglesia católica. Mientras tanto, otros creen que se trata de una historia ficticia. En la localidad de Earling, la leyenda dice que aún pueden apreciarse unas garras clavadas sobre una vieja puerta de roble, marcadas cuando la mujer intentó escapar.