“El amor se acabó, pero quedó una bonita amistad”. Cuántas veces no hemos escuchado esa frase tan trillada. Independientemente de los pretextos, los científicos descubrieron una serie de comportamientos comunes que motivan el compañerismo después de terminada una relación.
“Espero que podamos ser amigos”, es uno de los más grandes clichés cuando se termina una relación amorosa (la verdad es que se aproxima bastante al “no eres tú, soy yo”). Sin embargo, un par de investigadores de la Universidad de Oakland, en Estados Unidos, decidió tomarse la frase muy en serio para tratar de entender lo que motiva a las personas a conservar una relación de amistad con su ex.
Evidentemente, la primera posibilidad es que no quieren mantener esa amistad – pero sostienen la mentira pues es lo que la otra persona quiere escuchar. Haciendo a un lado esta visión pesimista, los investigadores empezaron escuchando a 350 individuos que expusieron los motivos más diversos en los que pudieran pensar para que sus ex quisieran seguir siendo sus amigos después de terminar. Esto concluyó con una lista preliminar de 156 motivos, ¿pero cuáles de estos realmente terminan teniendo una influencia a la hora de intentar un reacercamiento?
Un segundo grupo con experiencia en terminar relaciones evaluó la importancia de estos motivos en una escala del 1 al 5. La lista final resultó en 7 motivos, listados a continuación según el grado de importancia.
Confiabilidad o sentimentalismo.
La frase típica para identificar este motivo es “ella (él) me convirtió en una mejor persona”. Este resultó en primerísimo lugar, fue el más votado de la lista. Nos hacemos amigos de nuestro ex, principalmente, cuando siguen siendo personas de confianza con las que deseamos contar y sobre las que tenemos buenos recuerdos.
Hijos y otros recursos compartidos.
“Tenemos un hijo / compartimos una casa”. En segundo lugar, la amistad se vio motivada por otro tipo de relaciones entre ambos que iban más allá de la relación amorosa en sí, como los hijos y el patrimonio construido en conjunto. Sin embargo, es importante recordar que la población que formó parte de este estudio está en edad universitaria, con un promedio de 21 años de edad (por eso, con poca experiencia en tener hijos). Si la muestra hubiera comprendido individuos entre los 20 y los 40 años, probablemente este motivo hubiera saltado al primer lugar.
Conservación de las relaciones sociales.
“Para evitar que las cosas se pongan raras con nuestro grupo de amigos”. Después de los hijos, están los amigos: las parejas que comparten el mismo círculo social también encontraron muy importante mantener las buenas relaciones después de terminar, para no poner a sus amistades en posiciones incómodas.
Atracción romántica.
“Aún siento algo por él (ella)”. Vuelve el cliché de las películas. En cuarto lugar, la amistad se ve motivadaporque al menos uno de los dos no quiere terminar la relación amorosa.
El fin de la atracción romántica.
“Perdí el interés sexual en él (ella)”. Después, las personas creen que deben ser amigas de sus ex precisamente porque ya no sienten atracción romántica ni sexual por ellos – bajo esta lógica, sería posible tener una amistad “pura”.
Acceso sexual.
“Para poder seguir teniendo relaciones con ella (él)”. Otra vuelta de tuerca. En el sexto lugar, el motivo es mucho más directo. La relación se terminó, pero las personas ven a su ex como un camino conveniente y abierto para satisfacer una eventual carencia.
Pragmatismo.
“Él (ella) tiene mucho dinero”. Finalmente aparecen los motivos prácticos. La mayoría tiene que ver con el dinero y la influencia: las personas confesaron que era razonablemente importante para ellas mantener a un ex cerca si es que tenía dinero (o si lo tendría en un futuro), si tenía la costumbre de dar buenos regalos, cocinaba bien, ayudaba a ordenar las cosas en casa o estaba rodeado de personas importantes que resultarían en buenas conexiones sociales. Básicamente, todo lo que hacía la vida más conveniente en la relación, pero sin la parte fea (ni el sexo).