En el cerebro de una persona que consume hongos mágicos, la droga parece capaz no sólo de alterar la percepción en relación al sonido y los colores, sino también de promover en el consumidor una mayor apreciación por el mundo de las artes. A continuación, te presentamos algunos datos curiosos sobre los hongos alucinógenos.
1 – Las conexiones cerebrales.
Alguien que consume hongos alucinógenos sufre alteraciones en la conciencia debido a la acción de una sustancia conocida como psilocibina. Ésta se encarga de conectar áreas del cerebro que, normalmente, no trabajan en conjunto. A esto se debe que la realidad parezca más intensa, que los colores resulten mucho más vibrantes y los sonidos increíblemente más nítidos.
Estas extrañas conexiones fueron descubiertas por un grupo de científicos de la Universidad de Londres, que a través de resonancia magnética analizaron la actividad cerebral de 15 voluntarios. Estas personas ya habían consumido hongos previamente y, para evitar cualquier experiencia desagradable, sólo participaron en dos pruebas pues nunca habían tenido reacciones negativas al consumo de la droga anteriormente.
2 – Flujo libre de información.
En otro estudio se encontró que los hongos alucinógenos reducen la actividad en el tálamo, una estructura situada en la región central del cerebro. Cuando se reduce la actividad en el tálamo, se permite que la información absorbida por el cerebro viaje de forma más libre por el órgano, pues esta estructura alterada por el consumo de la sustancia en ocasiones limita algunas de nuestras conexiones cerebrales. Por eso es que los consumidores de hongos alucinógenos sienten que su mente presenta más pensamientos que nunca.
3 – Los orígenes del consumo de hongos alucinógenos.
Resulta imposible conocer a ciencia cierta cuándo y dónde empezaron a utilizarse los hongos alucinógenos, pero se sabe que la primera región donde se utilizaron fue en Centroamérica. Quizá esto se debe a que el hongo se desarrolla mejor en áreas tropicales y subtropicales.
Un estudio que data de 1992 aseguraba que algunas piezas de arte rupestre con aproximadamente 9,000 años de antigüedad presentaban hongos alucinógenos. Estas piezas son representaciones de personas enmascaradas sosteniendo objetos que se asemejan a los hongos. Dibujos muy antiguos también muestran figuras antropomórficas ocultas tras los hongos. ¿Acaso nuestros antepasados empleaban estos hongos con fines recreativos?
4 – La relación entre los hongos y Santa Claus.
Por muy imposible que parezca, hay teorías que afirman la relación entre la existencia de Papá Noel, sus renos y el trineo y el consumo de hongos alucinógenos.
Al menos así lo afirma el antropólogo John Rush. En época navideña, la tradicional presencia de Santa Claus tendría que ver con el hecho de que los antiguos chamanes siberianos solían obsequiarse hongos alucinógenos, principalmente durante la época invernal. Para aquellos chamanes, los renos eran animales del mundo espiritual, y consumir hongos era una forma de demostrar que estos animales tenían la capacidad de volar.
Rush hace énfasis en el hecho de que el rojo y el blanco, los colores tradicionales de Santa Claus, también son los colores de los hongos de la especie Amanita muscaria que crecen, pon atención, bajo árboles verdes – no olvidemos que esta clase de hongos es sumamente tóxica. Si esta relación entre hongos alucinógenos y la Navidad te parece demasiado, quédate tranquilo: la versión ha sido desestimada por la mayoría de antropólogos en el mundo.
5 – Cambios definitivos en la personalidad.
Si por cualquier motivo decides iniciar en el consumo de los hongos alucinógenos, debes tener en cuenta el hecho de que tu cerebro posiblemente sufra cambios permanentes. De acuerdo con la conclusión de una investigación científica, la ingesta de hongos alucinógenos puede promover un cambio en la personalidad del consumidor de forma definitiva. ¿Te parece algo extraño?
Este cambio atiende al hecho de que una buena dosis de psilocibina es suficiente para que el consumidor muestre predisposición a experimentar cosas totalmente diferentes durante al menos 14 meses. A fin de cuentas, el efecto de los hongos provoca que estas personas se abran más a las experiencias creativas y artísticas, además de experimentar más emoción y disposición a enfrentar cosas nuevas.
Los “viajes” con hongos generalmente son descritos como experiencias trascendentales y sumamente profundas. Las personas que experimentan el consumo de esta sustancia generalmente dicen sentirse más conectadas con otras personas y con el entorno, de una forma general. Pero no siempre es así, pues algunos individuos responden al consumo de psilocibina con crisis de pánico, náuseas y vómito.
6 – Sin temor a nada.
Parte de la peligrosidad con las drogas reside en el hecho de que terminan quitándonos algunas inhibiciones. En el caso de los hongos, las sustancias mágicas terminan borrando el miedo en los consumidores. Esto ya había sido informado por las personas que consumen hongos, pero se comprobó de forma científica con un estudio realizado en el 2013.
Los científicos evaluaron el efecto de la psilocibina en algunos ratones de laboratorio. Previamente, se había condicionado a los roedores para que sintieran miedo cuando escucharon el sonido de un choque eléctrico gatillado por los investigadores. Después de ingerir la psilocibina, los ratones dejaron de experimentar miedo ante el sonido. Aquellos que no recibieron la droga también terminaron perdiendo el miedo al sonido, pero fue un proceso mucho más largo.
Este tipo de estudio está orientado a que quizás, en el futuro, la sustancia sea utilizada en el tratamiento de enfermedades mentales. Algunos científicos creen que pequeñas dosis de psilocibina podrían emplearse para tratar el estrés postraumático.
7 – Variedad y cantidad.
De acuerdo con un levantamiento realizado en el 2005, se tienen registradas al menos 144 especies de hongos que contienen psilocibina. En Latinoamérica y el Caribe se cuenta con más del 30% de las especies. Tan sólo en México existen 53 especies, Estados Unidos y Canadá suman 22, En Europa hay 16 especies y Australia y el Pacífico cuentan con 19. En Asia pueden encontrarse 15 y en África apenas 4. Los hongos están por todas partes.
8 – Experimentos con psilocibina.
Diversos experimentos científicos han empleado la psilocibina como agente principal, especialmente en el tratamiento de enfermedades como la ansiedad y depresión. Sin embargo, la sustancia es mal vista por muchos profesionales de la salud debido a sus propiedades alucinógenas. Debido al riesgo que representa el abuso de las sustancias, la mayoría de estos estudios no son reconocidos.
Pero no siempre fue así. De hecho, hace algunas décadas se creía que la psilocibina era bastante prometedora. En la década de 1960 apareció el “Proyecto Psilocibina”, liderado por un psicólogo de Harvard llamado Timothy Leary, que apostaba por las propiedades terapéuticas de los hongos mágicos.
El “Marsh Chapel Experiment” fue otro proyecto muy famoso de la época. Consistió en suministrar psilocibina a un grupo de participantes y un placebo al grupo de control. Después, todos iban a una capilla. Aquellos que consumieron la sustancia relataron experiencias espirituales mucho más intensas.
En 1991 se realizó una revisión a este estudio, y se encontró que los participantes que consumieron la dosis de psilocibina experimentaron conexiones espirituales más intensas durante 6 meses. Algunos afirmaron convertirse en personas más religiosas el resto de sus vidas.
9 – Un tema de contracultura.
Aunque Leary haya realizado los primeros experimentos con psilocibina en la década de 1960, el responsable por popularizar la sustancia fue el botánico Terence McKenna, que se había vuelto consumidor de la sustancia desde la adolescencia. Fue durante un viaje al Amazonas, en 1971, que descubrió el verdadero paraíso formado por grandes campos de hongos y su amor por ellos no hizo más que crecer.
El descubrimiento concluyó con el interés de McKenna por el cultivo casero de estos brotes de hongos. Fue así que en 1976, con la ayuda de su hermano, el botánico publicó un libro que enseñaba la forma de cultivar los hongos mágicos en casa. Según las propias palabras del autor, cultivar hongos es un poco más complicado que hacer conservas caseras.
10 – Los animales también consumen hongos.
Ingerir hongos mágicos no es algo que afecte exclusivamente al cuerpo humano. En el 2010, prácticamente todos los periódicos de Gran Bretaña hicieron eco de un experimento ocurrido en la década de 1960, cuando la actriz Alexandra Bastedo proporcionó hongos alucinógenos a tres cabras pigmeas.
De acuerdo con la versión de la mujer, las cabras se comportaron de forma letárgica, vomitaban, se tambaleaban y demoraron aproximadamente 2 días en volver a la normalidad.
En el 2009, un documental de la BBC presentó el caso de unos renos en Siberia que tenían un gusto particular por los hongos y, aunque no se sabía cuáles eran los efectos de la droga en estos animales,algunos siberianos llegaron a beber la orina de los renos para atravesar experiencias alucinógenas.