La monja chilena María Francisca demandó al Arzobispado del convento de las 'Hermanas Clarisas Capuchinas', en Santiago, tras exigirle que abandonara las instalaciones por estar embarazada.
La hermana esperaba un hijo luego de haber sido víctima de abuso sexual por parte de un trabajador del monasterio. Después, la obligaron a firmar su salida de la orden y de la Iglesia Católica.
El hecho ocurrió hace cinco años y María lo ocultó por "vergüenza", como cuenta. "Me dijeron que yo era la culpable y me calumniaron de robo. Todos allí fueron muy crueles conmigo".
Hace dos años el responsable de su violación fue detenido y ahora enfrenta una condena en prisión, pero su abogada también acusa al personal del claustro por culparla en lugar de brindarle protección. La monja tuvo que dar a su hijo en adopción.
"Con todo lo peor que me podía imaginar, he tenido que callarlo, he tenido que disimular que todo está bien. He tenido que tragarme mis lágrimas, he tenido que prácticamente estar ocultando cosas que me aterran", dijo.