No es ningún secreto que China es el país más poblado del mundo, con una demografía que supera los 1,300 millones de habitantes. En Pekín, su capital, se concentra una gran cantidad de chinos que suman 21.7 millones según algunas estimaciones realizadas a inicios de 2016. Ahora imagina la dificultad que representa poner a disposición de todas estas personas una vivienda.
Según publican en el sitio Wired, Pekín está totalmente atestado de personas por lo que no es de sorprender que exista una gran demanda por vivienda y, debido a esta gran necesidad, el valor de los inmuebles en la ciudad se hace cada vez más elevado. Para esquivar esta situación, alrededor de un millón de personas decidió mudarse al subterráneo de la ciudad, donde existen miles de bunkers que datan de la época de la Guerra Fría.
Habitaciones a prueba de bombas.
Hacia finales de los años 60, Mao Zedong dio instrucciones para que las construcciones residenciales de Pekín contaran con albergues subterráneos en caso de que sucediera una guerra nuclear y la población tuviera que protegerse de la radiación. Afortunadamente, aquel conflicto que muchos creían inminente nunca sucedió, por lo que en la década del 80, los bunkers empezaron a ser vendidos.
En total se construyeron unos 10 mil refugios nucleares a aproximadamente 15 metros de profundidad y, paulatinamente, se fueron convirtiendo en espacios comerciales y residenciales de bajo costo. En la actualidad, se estima que aproximadamente un millón de personas – la mayoría estudiantes, familias de bajos ingresos y personas provenientes de zonas rurales que intentan vivir en la capital – viven en este “mundo” bajo tierra, donde el valor de los alquileres oscila entre los USD $40 y $100 por mes.
Parece muy barato, pero por esta módica cantidad los habitantes viven apretujados en espacios pequeños de 3.7 por 4.5 metros sin ventanas y, en algunos casos, hasta 12 personas compartiendo el mismo apartamento. Existen cocinas, lavanderías y baños comunitarios, así como sitios donde los residentes pueden hacer compras, cortarse el cabello y socializar, pero la vida en esa ciudad subterránea no es nada fácil.
Las imágenes del Pekín subterráneo.
El fotógrafo italiano Antonio Facciolongo logró recorrer alrededor de 30 bunkers en el año 2015 – a él pertenecen las fotografías que acompañan esta publicación -, y se las arregló para esquivar a los guardias que patrullan el lugar con el objetivo de registrar la vida en el subterráneo de Pekín. Facciolongo relató que con el olor, la atmósfera húmeda y la oscuridad es imposible olvidar que se está en las profundidades de la Tierra.
En el año 2010, las autoridades chinas declararon los espacios residenciales subterráneos ilegalesy existen planes para evacuar los bunkers este año. El problema es que la mayoría de las personas que ocupa estos sitios no tiene condiciones para pagar los altos alquileres de la superficie, por eso, no está claro el futuro de estos habitantes.