Ese final ineludible al que todos tendremos que enfrentarnos algún día es un pensamiento aterrador para la mayoría de los mortales. Sin embargo, de acuerdo con un reciente estudio aquellas personas profundamente religiosas y quienes no creen en ninguna religión suelen tener menos miedo a la muerte que las personas promedio, lo que sugiere que mucho de nuestro comportamiento es motivado por este sentimiento.
Investigadores de la Universidad de Oxford, en Inglaterra, concluyeron esto a través de una serie de estudios anteriores realizados para examinar los lazos entre religiosidad y ansiedad respecto a la muerte, y para determinar si una creencia no sobrenatural ayuda o impide la aceptación de las personas sobre su propio final.
Este trabajo gira en torno a un concepto conocido como Teoría de la Gestión del Terror (TMT, por sus siglas en inglés), donde se supone que el conflicto entre nuestro deseo de vivir y el conocimiento de la muerte inevitable es un factor clave para muchos valores culturales y rituales alrededor del mundo.
Esta conciencia – o “prominencia de la mortalidad” – da forma a comportamientos que nos ayudan a evitar la muerte o distraernos de ella, incluyendo las especulaciones que hacemos en defensa de nuestras visiones del mundo.
Los extremadamente religiosos.
Este mecanismo de defensa que, se supone, nos provoca el deseo de relacionarnos con un determinado grupo social, influencia nuestras condiciones políticas y religiosas y afecta la forma en que nos involucramos en varios rituales sociales, como ir a la iglesia o a los comicios políticos.
Esta hipótesis predice que la ansiedad sobre el fin es más baja entre los profundamente religiosos toda vez que el temor a la muerte, naturalmente, llevaría a estas personas a cultos religiosos donde su estrés es atenuado.
El equipo empleó datos de 100 estudios realizados entre 1961 y 2014 para correlacionar el grado de convicción religiosa y ansiedad sobre la muerte en un total de 26 mil personas alrededor del mundo. Cuando todos los efectos de estos estudios fueron analizados como un conjunto, los investigadores descubrieron que tener una fe fuerte tiene una relación débil, pero significativa, con un menor miedo a la muerte.
No importan las creencias o comportamientos específicos que se observen – ya fuera una ferviente creencia en la vida después de la muerte o simplemente una asistencia regular a la iglesia – a medida que el efecto adquiría fuerza, la ansiedad sobre la muerte parecía desaparecer.
La investigación arrojó otros detalles interesantes – muchos de los estudios exploraron la diferencia entre una religiosidad intrínseca (la fe movida por una visión de la religión como un fin en sí misma) y la religiosidad extrínseca (la fe influenciada por un valor en la cohesión social o confort personal).
El meta-análisis constató que aquellos que defendían su fe como “intrínsecamente importante” solían tener menos ansiedad respecto a la muerte, mientras que aquellos con grados más elevados de motivación extrínseca también solían presentar un mayor grado de ansiedad sobre la muerte.
Los ateos.
De acuerdo con la hipótesis de TMT, la mayoría de ateos suele preocuparse menos por la muerte – después de todo, si llegaran a sentirse ansiosos respecto a este tema, la hipótesis prevé que buscarían alguna forma de aliviar este sentimiento, como la religión.
El equipo observó los resultados de informes individuales y descubrió que de los 11 que incluyan datos de ateos, 10 apoyaban la opinión de que la mayoría del grupo no estaba ansioso por la muerte.
¿Entonces, cómo se interpreta todo esto? Considerando que correlaciones como estas no describen una causa clara, no queda más que especular.
“Eso compromete de forma definitiva el viejo punto de vista de que las personas religiosas tienen menos miedo a morir que las personas no religiosas. Quizá el ateísmo también proporcione confort respecto a la muerte o las personas que simplemente no tienen miedo a morir no se sienten obligadas a buscar una religión”, declaró el investigador Jonathan Jong.
También es posible considerar que los ateos no temen tanto a morir pues no creen en un infierno como castigo. Por otra parte, las personas muy religiosas tienden a creer que serán recompensadas después que su vida terrenal llegue al final, llegando a una especie de paraíso.
¿Será que aquellos que están ansiosos respecto a la muerte busquen a la religión, como afirma el TMT, o las creencias religiosas débiles pueden generar ansiedad respecto al tema? Sin duda es una cuestión muy complicada, especialmente si tomamos en cuenta el intervalo de resultados conflictivos de los informes encontrados por los investigadores, lo que sugiere posibles diferencias en la época o entre culturas.
Crucemos los dedos o recemos para que todos nosotros tengamos muchos años por delante antes de tener que preocuparnos por esa respuesta.