En la localidad de Soshaguve, en Sudáfrica, un pastor llamado Light Monyeki demostró su vocación al servicio de Dios congregando a todos aquellos seguidores que creyeran en sus enseñanzas con el objetivo de demostrar que eran súper humanos capaces de desafiar a la muerte. Durante un evento conocido como High Place Conference, que también era referido como su “Servicio Sobrenatural”, Monyeki proclamó que los presentes no debían temer a la muerte, pues no morirían si esa era su voluntad.
Luego empezó a verter Rattex (un popular raticida) en una botella de agua para después persuadir a sus creyentes a que la bebieran.
De viva voz proclamó: “no necesitamos tener fe porque somos creyentes. La muerte no tiene poder sobre nosotros”. Inmediatamente después dio un sorbo a la botella con agua envenenada. Ya cobijados por el poder de la creencia y la fe absoluta que tenían sobre Monyeki, algunos de los presentes se apresuraron a beber del agua también.
La congregación, bajo la fe ciega en Monyeki, ingirió el veneno.
Muchos de ellos se vieron cautivados por la idea de poder desafiar a la muerte.
Como era de suponerse, una vez que cayó la noche muchos miembros de la congregación empezaron a quejarse de dolores estomacales, poco tiempo después cinco de estas personas que habían bebido del agua terminaron muertas. 13 miembros más de la congregación terminaron en el hospital por haber bebido la mezcla venenosa que les había preparado Monyeki.
Sin embargo, Monyeki negó cualquier tipo de responsabilidad sobre sus terribles actos. El hombre se limitó a decir que “todo lo bueno en exceso puede ser malo”. Suponemos que cuando dice “bueno” se refiere a la capacidad para eludir a la muerte.
Este incidente está siendo investigado, aunque hasta la fecha nadie ha ido a prisión. Por increíble que parezca, parece que Monyeki podrá vivir como un hombre libre el resto de su vida, dado que la gente que murió o se enfermó ingirió el veneno para ratas por voluntad propia.
En la provincia de Limpopo, también en Sudáfrica, es posible encontrar a Rabalago, un pastor que “cura” a sus seguidores rociándolos con insecticida. Afirma curar desde el cáncer hasta el VIH.
Los misterios de la fe no comprenden actos de estupidez humana.