El grito, de Munch, forma parte del Museo Mesa, una serie de figuras de acción que llevaron al Hombre de Vitruvio y a El pensador, de Rodin, a la lucha libre. Se trata de un proyecto japonés que transforma obras de arte clásicas en muñecos para crear escenas inesperadas.
Después que artistas de todas las nacionalidades crearan cientos de versiones de las Princesas de Disney, una tienda en Japón quiso hacer algo poco convencional. El Museo Mesa es un proyecto que transforma obras de arte clásicas en figuras de acción, obra de la FREEing, una empresa especializada en figuras coleccionables. Los modelos perfectamente articulados pueden interactuar con figuras históricas ficticias, pero que todo el mundo conoce, colocándolas en posiciones impensables.
El Hombre de Vitruvio fue un dibujo de Leonardo Da Vinci que ilustraba las proporciones humanas ideales y la geometría involucrada en ellas. Su versión articulada presenta cuatro brazos y cuatro piernas para emular las sobreposiciones que Da Vinci usó en su obra, y este mutante aprovecha las ventajas de sus miembros múltiples para destruir a El Pensador, también representado en la serie, en una escena de lucha libre.
El Pensador quedó destrozado con la derrota, pero no le costó mucho recuperarse.
Aquí parece menos reflexivo de lo que estamos acostumbrados a verlo.
No solo la obra maestra de Rodin es muy diferente a la original. La Venus de Milo, una estatua de origen misterioso encontrada en Grecia, viene con un brazo extra, en caso de que quieras sustituir el clásico hombro cercenado de la diosa del amor. Aquí podemos ver que El Pensador las trae muertas.
El David de Miguel Ángel, en su versión articulada, logra reproducir las poses del mito original de David y Goliat, representado en la Biblia. Con onda en mano, está listo para derrotar a los peores gigantes, pero sin perder la clase.
Incluso los ojos de David son articulados. Finalmente puede expresar lo que siente cuando tantas personas le miran el paquete en Florencia, Italia.
La más nueva creación del Museo Mesa es “El grito”, la obra del pintor noruego Edvard Munch. Esta es la primera pintura de la colección traída al mundo de los muñecos y la única de la que aún restan ejemplares en la tienda original. Aparentemente, crear poses dramáticas con esculturas centenarias tiene mucho éxito.
El grito parece adaptarse muy bien a nuestra realidad mediática, de hecho tiene mejores selfies que las tuyas.
Los muñecos articulados están a la venta en una tienda especializada en “figmas”, el nombre oficial de estas piezas. Cada figura tiene un precio de entre 40 y 60 dólares. Y si te has animado con el precio, quizá esta noticia te deje la cara con la misma expresión que la última imagen: no hacen entregas fuera de Japón.