¡Inimaginable! Previo a la existencia de artículos de higiene personal que hoy consideramos imprescindibles, como la pasta dental, la higiene bucal implicaba meterte a la boca cosas como menta pulverizada, cenizas de huesos e incluso arena. Según la época del año el mal aliento era disimulado con flores, preparaciones extrañas e incluso con orina.
Un manuscrito egipcio que data del siglo 4 a.C. informa sobre una pasta hecha a base de flores de iris, hojas de menta, pimienta y sal. En la Grecia antigua, en ese mismo periodo, el médico Diocles de Caristo recomendaba usar menta en polvo. Por su parte, los romanos se “arriesgaban” mezclando la ceniza que quedaba después de incinerar huesos de animales, hierbas y arena.
Durante la Edad Media, además de aplicar pastas de hierbas aromáticas, como la salvia, era común enjuagarse con orina para “eliminar” el mal aliento. La primera fórmula moderna de una crema dental fue inventada en el siglo XVIII por químicos ingleses. Los ingredientes incluían carbón vegetal, sal, polvo de porcelana y de ladrillos.
Artículos de higiene personal en el pasado.
Cepillo dental.
Los asirios se las arreglaban con los dedos. Otros pueblos recurrían a las ramas, hojas e incluso plumas. El objeto más antiguo descubierto para este fin es la rama de una planta con fibras deshilachadas en un extremo, se encontraba en una tumba egipcia que data del 3000 a.C. El primer cepillo dental apareció en 1498, en China, y las cerdas estaban confeccionadas con pelos de cerdo. Pero no tuvieron mucho éxito. El problema no se resolvió sino hasta el año de 1938, cuando fabricaron el cepillo dental con cerdas de nylon.
Champú.
Durante muchos siglos, la higiene del cabello dependió de aquello que se usara como jabón. Sin embargo, se dieron algunas excepciones. En la antigua India, la práctica más común era hervir amalaka seca y frutos de árboles del género Sapindus (de propiedades saponificas). En la Europa del medioevo, el truco consistía en hervir hojuelas de jabón con hierbas. La fórmula líquida más parecida a nuestro champú actual se creó en 1927 por el químico alemán Hans Schwarzkopf.
Jabón.
Los egipcios se bañaban con una mezcla de sales alcalinas y aceite animal o vegetal. Sin embargo, en la mayoría de las otras civilizaciones la receta incluía cenizas vegetales y algún tipo de grasa. Para los fenicios, manteca de cabra. Para los chinos, páncreas de cerdo. La barra sólida de jabón apareció cuando los árabes descubrieron el proceso de saponificación en el siglo VII. Los españoles modificaron la técnica y le agregaron aceite de oliva a la receta.
Desodorante.
Entre la mayoría de los pueblos, un simple baño servía para combatir el mal olor de las axilas. Los romanos innovaron creando una almohadilla perfumada que llevaban bajo la axila. El desodorante contemporáneo no apareció sino hasta 1888, en los Estados Unidos. Aquello era una cera hecha a base de óxido de zinc, con una reducida acción antimicrobiana. Ya los primeros desodorantes antitranspirantes aparecieron en 1903, también en los Estados Unidos. Estos eran una solución acuosa de cloruro de aluminio.
Rastrillos para afeitar.
Los inicios del neolítico son reconocibles como el momento en que se aplicó una técnica para pulir rocas y transformarlas en instrumentos. Es decir, desde el año 10000 a.C. el hombre ya tenía las herramientas para rasurarse el vello corporal. Con la manipulación de los metales en la Edad del Cobre, en el 6000 a.C., aparecieron las navajas empleadas por los egipcios, mesopotámicos y chinos. Lo que se diferenciaba entre una cultura y otra era la “crema para afeitar”, que iba desde aceites vegetales hasta grasa de ballena. El rastrillo para afeitar desechable apareció en 1895 como una invención del estadounidense King Camp Gillette.
Toalla íntima.
Según el Museo de la Menstruación e Historia de la Salud Femenina ubicado en los Estados Unidos, las mujeres lo probaron todo. En Roma, utilizaban trozos de lana. En Grecia, listones de madera. En las tribus africanas, rollos de césped. En Indonesia, fibras vegetales. En Egipto, rollos de papiro. Y todos estos artículos eran intravaginales. En la Edad Media, las mujeres europeas se acostumbraron a la toalla reutilizable. La desechable, que dio origen a los tampones absorbentes, solo se popularizó hasta después de la Segunda Guerra Mundial.
Papel higiénico.
A la hora de limpiarse el trasero, el hombre apeló a casi todo: pieles animales, hierbas, hojas, mazorcas de maíz, lechuga, arena, cascaras de fruta, nieve, etc. Los griegos solían usar esponjas ensartadas en varas, lavadas en agua salada. Los primeros en usar un tipo de papel fueron los nobles chinos, en 1391. La realeza francesa llegó a utilizar telas de seda, mientras que los plebeyos se las arreglaban con lana de cordero. El producto industrializado apareció en 1857, por obra del estadounidense Joseph Gayetti.
Referencias: Lo limpio y lo sucio, Georges Vigarello. The Dirt on Clean, Katherine Ashenburg. Clean: A History of Personal Hygiene and Purity, Virginia Smith.