Cuando tu alma abandona el cuerpo, los restos mortales tienen una forma particular de hacer frente al proceso. Mientras tú disfrutas de una vida eterna en el paraíso (o de una condena interminable en el averno), tu cuerpo es escenario de un desfile interminable de fenómenos potencialmente ultrajantes: desde plagas, pasando por erecciones post mortem y hasta grotescas explosiones. Desafortunadamente para tu cuerpo, descansar en paz no es una opción.
De ninguna forma la muerte es el fin, es el inicio de una gran historia escrita y dirigida por David Cronenberg. Estos son algunos de los puntos más destacables de los fenómenos por los que pasan nuestros cuerpos cuando partimoshacia el más allá.
1 – Erecciones post mortem.
Existió una época en la que ver e ilustrar miembros erectos se consideraba una forma de reverencia, lo que tiene cierta lógica si tomamos en cuenta que las erecciones post mortem a menudo acontecen en personas que sufrieron una muerte violenta, y la crucifixión no es un día de campo que digamos.
En medicina esta condición se conoce como priapismo, pero en el argot popular también se denomina “erección terminal” y no es una condición exclusiva de los hombres (en las mujeres se llama clitorismo, y el propio nombre ya sugiere bastante). Gran parte de lo que sabemos sobre esto proviene de evidencia anecdótica que se ha ido acumulando a través de la historia, especialmente de ejecuciones públicas que de un momento a otro se transformaron en algo incomodísimo.
Ya sabes, a los seres humanos no les da vergüenza presenciar la muerte de otra persona, pero no se trate de una carpa levantada por que hasta se ruborizan y tapan los ojos. Si te encontrabas a ti mismo en el lado equivocado de la ley, tenías una buena probabilidad de enseñar a los presentes el cíclope mientras te ahorcaban. Y definitivamente no es una forma digna de irse de este mundo.
La culpa de este espectáculo tan ultrajante la tiene la sangre y la gravedad. Y es que el sable de un hombre nunca está completamente relajado, siempre y cuando se mantenga con vida. Los músculos de la base tienen la función de prevenir que la sangre fluya a los cuerpos cavernosos del órgano y que suceda la magia.
Próximos a la muerte, el organismo entero empieza a fallar, y mientras el sujeto de nuestro mórbido ejemplo se mantenga supino, sentado o acostado sobre uno de sus costados, su salchicha seguirá haciendo lo que le toca. Perosi la muerte sucede en una posición prona o vertical, mamá gravedad hará que la sangre fluya hasta los cuerpos cavernosos del miembro y nos entregará todo un espectáculo de cíclope zombi.
¿Entonces, por qué se dice que es más común en muertes violentas? Para explicar esto con palabras simples, necesitamos remitirnos no más allá de la asfixia auto-erótica, que reproduce los efectos de la erección terminal inducida por el trauma (y hay una buena probabilidad de terminar muerto si no se tiene cuidado). Ser estrangulado y/o colgado provoca un daño al cerebro y a la médula espinal, lo que se cree activa una excitación inducida por el sistema nervioso central, un efecto que en ocasiones se presenta cuando el cerebro es dañado por otras vías (como envenenamiento o disparos). La verdad es que aún quedan cosas por descubrir sobre la naturaleza de la erección terminal no gravitacional.
2 – Explosiones de ataúd.
Si eres de los que prefieren estar preparados para el final, cuando compres el ataúd asegúrate que tenga una buena ventilación. Seguramente estás pensando “¡Qué diablos! Ya voy a estar muerto, ¿por qué tendría que preocuparme por los olores?” Ciertamente tú no, pero las personas (vivas) que te rodean sí lo harán cuando tu ataúd explote como un yihadista.
La tendencia actual entre familias de clase media es elegir mausoleos sobre el nivel del suelo y ataúdes herméticamente cerrados, una muy mala idea. Empezando por que almacenar cuerpos en descomposición en construcciones cerradas sobre el nivel del suelo y sin ventilación es algo realmente tonto. Un cadáver embalsamado posiblemente está protegido de las cosas terribles que habitan en el suelo, pero aún continúa su proceso de descomposición. Cuando la descomposición tiene lugar sobre el nivel del suelo, el cuerpo está expuesto al aire y a la humedad, independientemente de si la familia desembolsa más dinero en un ataúd “hermético” para conservar el cadáver en buen estado durante más tiempo. Podrías estar comprando la Ziploc más cara del mundo.
Más importante aún es el hecho de que ese cadáver se prepara para algo mucho, pero mucho, más traumatizante para sus familiares (y el paquete incluye un hedor indescriptible). Ese ataúd de “protección” se convierte en un caldo de cultivo para las bacterias anaeróbicas, que poco a poco se van convirtiendo en una pasta lodosa. Cuando una tumba por encima del suelo se calienta en el Sol lo suficiente, convierte ese recinto en una especie de olla de guiso. La presión al interior del ataúd aumenta a medida que las bacterias allí dentro licuan los restos, emitiendo gases y de repente… ¡Allahu Akbar! El cadáver se convierte en una granada súper jugosísima. Hay multitud de fotos en Internet sobre esto, pero en realidad no te recomendamos ir a verlas.
Cuando un ataúd explota en un mausoleo, los horrorizados familiares encuentran a su pariente muerto deslizándose por el piso, y no hay nada en el mundo que pueda sacar eso de la cabeza. Los propietarios de estos mausoleos tienen conocimiento de esto, y por eso en ocasiones abren las tumbas para dejar escapar el gas. Muchas familias los demandan, sin saber que les están haciendo un enorme favor, a ellos y, sobre todo, al pobre conserje del lugar.
3 – Efecto Lázaro: muertos que mueven los brazos.
¿Sabes por qué los sarcófagos antiguos muestran figuras de personas cruzando los brazos? No se debe precisamente a que pretendieran comunicar agresividad.
Se le conoce como “efecto Lázaro”, y es un reflejo involuntario que algunas personas (por ejemplo, aquellas que son desconectadas de los respiradores) muestran en sus últimos instantes de vida. El nombre de este cruel reflejo involuntario hace referencia al hecho de que Jesús habría rescatado a Lázaro de entre los muertos, y puede ser un espectáculo traumático para los familiares del fallecido, pues precisamente pareciera que está regresando de entre los muertos.
Este inquietante fenómeno se produce gracias a la misma función corporal que nos permite decir “vaya, eso está caliente” cuando metemos la mano en el fuego, desencadenando una reacción para retirar el miembro expuesto antes que el dolor sea completamente registrado por el cerebro. Es una señal disparada a la columna vertebral donde se encuentran los nervios que conectan a todas las partes del cuerpo, posibilitando que el arco reflejo te lleve fuera de peligro antes que el cerebro pueda deducir lo que está pasando y tomar la acción.
Debido a que estos impulsos se saltan el cerebro por completo, una persona con muerte cerebral aún es capaz de activar el reflejo de Lázaro y apretar los esfínteres de todos los presentes en la habitación.
El efecto Lázaro no es inmediato. Toma su tiempo. Es por eso que cuando estás de pie junto a un ser querido que ha sido declarado muerto y repentinamente muestra signos de vida, los segundos pueden transformarse en horas, y una respuesta involuntaria puede parecer muy voluntaria. Existe cierta deliberación en el movimiento que refuerza dicha percepción. El muerto levanta los brazos, los cruza contra su pecho y simplemente los aprieta, mantiene la posición un par de segundos y luego los deja caer. Y, además de la sospecha de que a la naturaleza le encanta sacarnos buenos sustos, no se tiene idea del por qué.
4 – Expulsión fetal post mortem.
Sí, existe una buena razón para que hayamos dejado esto hasta el final: no queríamos que te fueras. Una expulsión fetal post mortem acontece cuando un cadáver da a luz a un feto. Es un fenómeno sumamente raro, pero eso no es ningún consuelo para el hecho de saber que existe.
Siendo misericordiosamente sinceros, los muertos no dan a luz a niños vivos. Esto acontece debido a que mientras el cuerpo embarazado se descompone, el feto es expulsado por la acumulación de gases. Por eso, para el momento en que el cadáver se ha llenado con suficiente gas como para promover el proceso, es imposible que el feto siga vivo. Y otra buena noticia es que esto es cosa del pasado, de un tiempo en que la comunidad médica no sabía mucho sobre el tema.
Hoy, gracias al moderno milagro de embalsamar cadáveres con conservantes químicos, la expulsión fetal post mortem es prácticamente desconocida. La acumulación de gases en los cadáveres se produce como resultado de una masa de bacterias normalmente inofensivas que viven en tu organismo y que, una vez muerto, empiezan a comerte. Elmoderno proceso de preparación de un cadáver drena a estos pequeños indeseables, eliminando la posibilidad de que se produzcan nacimientos propulsados por gas.