domingo, 6 de noviembre de 2016

4 Creaciones históricas y tecnológicas realmente macabras

En teoría, la tecnología ayuda a los humanos a ejecutar o hacer más eficientes las tareas, pero a veces se utiliza para crear cosas que van mucho más allá de la comprensión humana. Cada uno de los inventos de esta lista cumple con estos dos parámetros: nos ayudan a tener y aumentar nuestras pesadillas, al mismo tiempo que promueven en el hombre la comprensión del enorme vacío de aquello que vive entre la vida y la muerte.
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1 – Las máquinas arcade de tortura.

En el malecón londinense de 1936 existía la posibilidad de echar una moneda a una cabina mecánica y disfrutar de una pequeña tragedia. En nuestros días eso suena como jugar a una máquina de pinball, pero había una diferencia destacable: tortura gráfica y explicita.
viejas maquinas arcade de tortura
Actualmente en exhibición en el Marvin’s Marvelous Mechanical Museum, ubicado en Farmington Hills, Michigan, Estados Unidos, hay varias de estas máquinas británicas de tortura entre las que se incluyen piezas como Three Trials of Terror, construida en el año de 1930.
El juego es muy sencillo: mantienes presionado el botón mientras la máquina intenta persuadirte para que retires la mano con picos ensangrentados, sierras falsas, ratas y falsas brasas al rojo vivo.  Habría que estar muy locos para meter la mano en una de estas cosas, pero dado que no tenían Internet, hoy los comprendemos a la perfección.
Otro tipo de máquinas, como la “Inquisición Española”, recreaban las torturas de… bueno, la Inquisición Española. No es precisamente terrorífico que digamos, pero sí resulta interesante. Otra máquina similar se tituló “An English Execution”, y representa la ejecución de un condenado a la horca.
También había máquinas mucho menos aterradoras, como El último juicio, que enfrentaba a los transeúntes con el horror existencial de la condenación infinita.

2 – Televisión de pesadilla.

En 1926, el inventor escocés John Logie Baird redefinió el concepto de “televisión” y dio inicio a lo que parecía el fin del mundo. La primera versión de su idea fue un extraño proyector de siluetas para una tienda departamental, y solo podía transmitir una imagen parpadeante a una distancia de tres metros. Estábamos a salvo.
John Logie Baird experimento television
Pero en el año de 1926, perfeccionó su invención lo suficiente como para hacer una demostración de la primera televisión funcional frente a 50 científicos que se apretujaban en su ático. Ninguno de los cuales, podemos suponer, volvió a ser visto.
A diferencia de la televisión electrónica, el desarrollo de Baird registraba las escenas de forma mecánica, esto se lograba gracias a una rueda giratoria perforada llamada disco de Nipkow. Así de fácil es como nace un artefacto de terror.
John Logie Baird y sus muñecos de terror

El patrón de luz que ingresaba en estas ranuras era transformado en una señal eléctrica y enviado a un receptor, que empleaba un disco de Nipkow idéntico rotando de forma sincronizada y recreando la señal a través de una rejilla y una lamparita de neón. El lado amable es que el artefacto no requería de una película. Pero la parte fea es que mostraba imágenes de pesadilla que harían estremecer a cualquiera.
Apenas dos años después de su gran debut académico, Baird logró la primera transmisión de televisión transatlántica, emitiendo una señal de televisión de Londres a Nueva York. Esta fue la señal:
primera imagen de television transatlantica
El sistema de televisión electromecánica perfeccionado por Baird se fue a pique una década después de su comercialización, fue desplazado por modelos electrónicos que podían transmitir imágenes más claras, más grandes y que no parecían sacadas del averno.

3 – Euphonia, la máquina parlante.

En la década de 1840, un científico alemán de nombre Joseph Faber inventó una máquina llamada Euphonia: un teclado que controlaba un sistema de fuelles y tubos capaces de producir sonidos complejos, como simular “respiración” y “hablar” una variedad de idiomas.
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Después cortó la cabeza a un maniquí y la montó en la salida de un fuelle. Esta máquina poliglota de Faber tenía partes móviles en la boca, podía mover los labios y retorcer la lengua, con la que se expresaba de una forma bastante monótona y sepulcral. Faber la llevó a la exposición del London’s Egyptian Hall, donde los asistentes la calificaron de “extraña e inquietante”.
Joseph Faber y su Euphonia
Como obra de ingeniería, el invento de Faber resultó sumamente interesante, y sus colegas científicos reconocieron en esta compleja tecnología las diversas aplicaciones que podía tener en otras áreas más allá de asustar a las personas. El físico estadounidense Joseph Henry incluso llegó a predecir un sistema de lectura de telegramas, donde dos Euphonias conectadas entregarían mensajes a través de largas distancias.
Euphonia museo cabeza maniqui
En algún universo paralelo, en la sala de tu casa existe una Euphonia que lee todos los mensajes que te envían con una voz particularmente macabra. Gracias a Dios aquí tenemos a Siri.

4 – La Specola, un museo de sádicos.

Gracias a las preocupaciones éticas, el suministro de cadáveres médicos en Europa se redujo de forma drástica hacia finales del siglo XVIII. Afortunadamente para los estudiantes de medicina, amantes de la anatomía humana y asesinos en serie, en Florencia existió un museo y taller de historia natural: La Specola. En este lugar el escultorClemente Susini y el científico renacentista Felice Fontana fabricaron una serie bastante cruel de modelos de cera, supuestamente salvando la vida de miles de vagabundos en el proceso.
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Sin embargo, en ocasiones el problema era que los rostros de estas esculturas se deslizaban y revelaban algo sumamente macabro en el interior.
Se suponía que las Venus de Susini estaban destinadas a educar a los estudiantes de medicina sobre la anatomía humana, y para lograr esto se recrearon capas biológicamente precisas que podían irse retirando. Hasta ahí todo perfecto, pero lo que sí resultaba inquietante era que todos los modelos del artista eran mujeres jóvenes, como corresponde con todos los grandes asesinos.
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Tampoco ayudaba el hecho de que Susini representaba estas figuras con una expresión de placer que, además, solía adornar con toda clase de galas que, evidentemente, no tenían ningún fin científico.
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Según un libro sobre el tema escrito por Joanna Ebenstein, las connotaciones sexuales derivadas son meramente un reflejo de un sesgo moderno enfermo. A finales de los 1800s, destripar bellas mujeres jóvenes y vestirlas con atuendos de gala en realidad simbolizaba una satisfacción religiosa, como si se transmitiera el suspiro final que precede al éxtasis de la muerte catártica. Con información de Cracked