El sexo va más allá de un pene y una vagina, está entre las dos orejas y en nuestra cabeza, o al menos así lo expresa la presidenta de la Federación Española de Sociedades de Sexología (FESS), Miren Larrazabal.
Para Larrazabal, cualquier práctica sexual en el que se manejen roles, como es el caso de las ataduras eróticas, debe existir con algunas reglas, por ejemplo, es necesario que se trate de un juego consentido y con límites.
Para esto se pueden emplear diversas herramientas como esposas, cuerdas, cinturón o corbatas. Si no tienes idea de cuáles posturas realizar, aquí te damos algunas ideas:
1. Sometido:
Tu compañero debe estar atado de pies y manos, sobre una superficie plana como la cama. Siéntate encima de él, pero en vez de darle la cara, le darás la espalda. Con esta posición podrás controlar la profundidad de la penetración.
2. El misionero:
Aquí tu compañera sólo debe estar atada de las manos. Con tus manos levanta levemente su cadera y pídele que te envuelva con sus piernas. La postura favorece una penetración profunda y placentera.
3. Cunnilingus:
No importa quien este atado, lo esencial es que se debe centrar en el placer y las sensaciones. Quien esté libre podrá actuar sobre la zona genital con total libertad.