Hace poco leía un artículo bastante preocupante sobre el perfil de los millennials, y digo preocupante pues los apuntan como una generación malcriada cuyas intenciones de cambiar al mundo carecen de todo sustento. No sé si el autor tenga alguna especie de aversión por esta generación, pero la verdad es que no todo está perdido. Hay algunas personas jóvenes que son definitivamente mejores que el promedio. Y son “mejores” en el sentido de que sus habilidades pueden hacer añicos la autoestima de cualquiera.
Algunos afirman que estos prodigios son seres humanos “inspiradores”, pero seamos honestos: también son un recordatorio de lo mucho que hemos desperdiciado en nuestra vida.
5 – Budhia Singh.
La capacidad de concentración no suele ser una característica de los niños pequeños. Si logras que un niño te preste atención durante más de 30 minutos, probablemente eres una especie de hechicero o hipnotista profesional.
Biranchi Das no ejerce ninguna de estas dos profesiones, pero ciertamente es un entrenador excepcional. Tras adoptar a un niño indio llamado Budhia Singh, al que su madre había vendido con un vendedor ambulante, lo entrenó con mucho éxito para convertirlo en un corredor de maratones. Bajo el tutelaje de Das, Budhia había corrido 48 maratones antes de llegar a los cinco años de edad.
Para que nos hagamos una mejor idea del significado real de esta hazaña, supongamos que un corredor adulto promedio necesita alrededor de cuatro horas y media para terminar una maratón. Así, entre los entrenamientos, las propias competencias y tomando en cuenta el tiempo en que corrió los 65 km en línea recta desde la ciudad de Puri a Bhubaneswar, Budhia probablemente había pasado 1,000 horas de su vida corriendo, muchas veces bajo un calor insoportable. Y todo antes de cumplir los cinco años.
Das vigilaba la dieta y la rutina de ejercicios del niño, su objetivo era llevarlo a los Juegos Olímpicos. Sin embargo, el gobierno indio intervino y prohibió la participación de Budhia en las maratones, bajo el argumento de que su pequeño cuerpo no podría soportar el constante esfuerzo físico (parece algo malvado cortar de esa forma las aspiraciones de un niño, pero en defensa de las autoridades, probablemente eso sea verdad).
Pero una tarde sucedió una tragedia y Das fue asesinado por un mafioso local.
En los últimos años, la tutela de Budhia ha estado a cargo del gobierno que solo le permite correr cortas distancias, y parece que eso no es lo suyo. En el lado amable de las cosas, una película inspirada en su vida se estrenó este año “Budhia Singh, Born To Run”. ¿Cuántas personas pueden decir que han inspirado una película a los catorce años?
4 – Sho Yano.
Si piensas que Doogie Howser (el cirujano genio de 16 años de edad que interpretó Neil Patrick Harris) es algo totalmente ridículo y exclusivo de la ficción, que nadie jamás en el mundo podría titularse y practicar medicina a tan temprana edad, debes conocer a Sho Yano. No se tituló a los 16 años, aunque probablemente pudo haberlo hecho, y no lo hizo porque, al mismo tiempo, decidió hacer un doctorado en la Universidad de Chicago, graduándose en medicina “hasta” los 21 años.
Sho empezó la universidad cuando tenía nueve años, pese a que la mayoría de nosotros a esa edad aún andábamos por ahí comiendo tierra. Su madre, en lugar de llevarlo a la escuela primaria, lo dejaba en la universidad, porque aunque se tenga un coeficiente intelectual de 200, no hay forma de obtener una licencia de manejo a tan temprana edad.
Gracias a su meta de obtener el título de médico y un doctorado al mismo tiempo, hasta que llegó el momento de interactuar con los pacientes él tenía 19 años, lo que quizá provocó que las personas no se tomaran sus consejos muy en serio.
3 – Joey Alexander.
Quizá los Premios Grammy estén bajo el control de un grupo de personas al que ni siquiera le gusta la música, pese a esto, cualquiera se sentiría realmente agradecido y feliz de ser nominado por lo menos una vez para el premio. Por ese motivo Joey Alexander, un talentoso pianista de 12 años oriundo de Indonesia, nominado a los Premios Grammy de este año, es tan admirable.
A los seis años, sus padres le regalaron un teclado electrónico para que jugara. En lugar de hacer lo que cualquier otro mocoso, irritando a medio vecindario tocando sin la más mínima pizca de sentido hasta cansarse del cacharro, Joey aprendió, por su cuenta, a tocar música.
Se hizo lo suficientemente bueno como para que sus padres decidieran contratar a un profesor que le enseñara música clásica, pues esa es la segunda fase en todos los libros sobre niños prodigio. Sin embargo, no funcionó como esperaban.
En la música clásica, existen ciertas reglas para tocar una pieza. Pero el talento de Joey reside en crear e improvisar, por lo que decidió pasarse al mundo del jazz.
Gracias al amor que Internet le tiene a los seres adorables que tocan el piano, un video de Joey se hizo viral. Antes que pudiera darse cuenta, el niño ya tenía hits populares sonando en los principales destinos del jazz. Fue en ese momento que el equipo de los Grammy lo volteó a ver.
Sus videos le valieron a Joey una invitación para tocar en un baile de gala en el Lincoln Center, para aparecer en The Today Show y para presentarse en el Festival de Jazz de Newport, donde se reúne la crema y nata del género.
A final de cuentas, Joey no se llevó el Grammy, pero ejecutó un performance que le valió los aplausos (de pie) de todos los asistentes.
2 – Kieron Williamson.
Nuestro viaje en el maravilloso mundo del arte generalmente empieza en los primeros años de escuela, fabricando figuras con pasta o pintando bigotes a las ilustraciones de los libros escolares de historia y termina con garabatos inapropiados de partes íntimas en butacas y paredes.
Con Kieron Williamson las cosas sucedieron “un poco” diferentes. Este artista británico empezó a pintar a la tierna edad de cinco años y, tan solo unos pocos años después, se hizo tan bueno que sus cuadros empezaron a venderse por US$ 3,000 cada uno, precio mínimo.
Uno de sus paisajes de invierno fue vendido por jugosos US$ 40,000.
Y no creas que se trata de un solo multimillonario excéntrico comprando sus pinturas por cantidades envidiables para llamar la atención o sentirse hípster. Renombrados críticos del arte han comparado el estilo de Williamson con las pinturas impresionistas de Monet.
Durante una exposición en 2011, que le dejó ganancias por alrededor de US$ 200 mil, personas de lugares tan lejanos como Tailandia acamparon frente a la galería para no perder la oportunidad de hacerse con un Williamson original.
Los padres del niño estiman que han ganado casi US$ 2 millones gracias al arte del pequeño. Parte del dinero fue empleada para comprar la casa donde vive actualmente la familia, y lo hicieron cuando apenas tenía ocho años. Sin ningún tipo de sorpresa, los Williamson declaran que el dinero que gana su hijo les ha traído ciertas pesadillas éticas, y es que: ¿cómo justificar vivir a costas de tu hijo que ni siquiera ha llegado a la pubertad?, o ¿cómo castigar a tu hijo si fue él quien pagó por la casa donde vives? Padres, ¡USTEDES NO TIENEN PODER AQUÍ!
1 – Alma Deutscher.
Según The New York Times, la escritura de una ópera es “el último desafío en la realización final de un compositor”. Afortunadamente, eso no se traduce en que esta niña prodigio originaria de Inglaterra haya alcanzado su punto más álgido, escribiendo una mini ópera a los siete años, y su primera ópera a los diez.
Alma empezó a tocar el piano cuando tenía dos años de edad, cambiando al violín a los tres, probablemente porque se aburría llenándose las manos de pintura y necesitaba un desafío mucho más grande.
Se hizo tan talentosa con estos instrumentos que escribió su primera sonata a los seis años, y su primera ópera corta a los siete, donde contaba la historia sobre un “Recogedor de sueños” que ayudaba a las personas a olvidar sus sueños. Es decir, básicamente un cuento de hadas que aborda el existencialismo proveniente de una niña cuyos compañeros de juego creen que “Cars 2” es una buena película.
A los diez años, Alma compuso una ópera larga sobre Cenicienta, que será exhibida en Viena en diciembre de este año. Sin embargo, en la versión de Alma el príncipe se enamora de la melodía de Cenicienta, e intenta encontrarla usando esa canción en lugar de la tradicional zapatilla de cristal.
Recientemente, Alma tuvo la oportunidad de tocar en el Festival de Henley al lado de figuras tan notables como Elton John y Elvis Costello. Con información de (Cracked)