En 1977, la NASA lanzó la sonda Voyager 1 para estudiar Júpiter y Saturno. Increíblemente, después de 45 años sigue recopilando y enviando información a los científicos de la agencia estadounidense. De hecho, el año pasado volvió a ser noticia tras detectar un zumbido constante de gas interestelar, aparentemente ondas de plasma.
Toma en cuenta que está a 23 000 000 000 de kilómetros de la Tierra y que lleva en el espacio exterior más de cuatro décadas. En la época del lanzamiento jamás se pensó que la sonda llegaría tan lejos. Y aunque funciona bien, ocasionalmente presenta algunos fallos. Por ejemplo, hace algunas semanas se detectaron problemas de telemetría. Información que sugiere que la sonda se perdió en el espacio.
¿Este será el fin de la Voyager 1?
Las lecturas del sistema de articulación y control de altitud, módulo que regula la orientación de la sonda, no coinciden con las tareas del equipo. Aparentemente, la lectura de datos se hace de forma aleatoria. La NASA ya admitió que algo anda mal con ese sistema en específico. Pero, garantizó que la anomalía no representa problema alguno para las acciones que debe tomar la Voyager 1. Tampoco existiría inconveniente con la ejecución de comandos enviados desde la Tierra.
“Este problema no activó ningún sistema de protección contra fallas […] la señal de la Voyager 1 continúa con la misma fuerza. Esto sugiere que la antena de gran alcance sigue orientada hacia la Tierra, tal y como se programó”, señalan en un comunicado de la NASA.
En los últimos días no recibieron ninguna actualización sobre la falla, y los ingenieros de la agencia estadounidense ya averiguan dónde está el problema. Por ahora es imposible determinar si la falla será resuelta. También se desconoce de qué forma (y a que grado) este problema impactará en la recolección y transmisión de datos de la Voyager 1.
Nota Cortesia de Monita Mausan
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