Durante el ascenso del Ku Klux Klan, un personaje negro logró infiltrarse en la organización. Ron Stallworth, un oficial de policía en Colorado, Estados Unidos, jamás imaginó que resultara tan fácil engañar al grupo de supremacistas blancos que tanto odiaban a las personas negras. Sin embargo, la parte más complicada de la misión fue conservar su disfraz.
En 1972, un joven de 19 años llamado Ron Stallworth se mudó de la ciudad de El Paso, Texas, a la localidad de Colorado Springs, Colorado. Desde mucho antes tomó la decisión de ganarse la vida como agente del orden, por lo que no perdió oportunidad y se inscribió en un programa de cadetes que buscaba sumar elementos provenientes de grupos minoritarios al departamento de policía. De hecho, fue el primer cadete negro en ingresar al proyecto.
Ya había hecho historia, pero Ron buscaba algo más desafiante y empezó a interesarse por los trabajos en cubiertos. Su primer trabajo como policía encubierto consistió en seguir la actividad de Stokely Carmichael, un activista de los Panteras Negras que programó una serie de discursos en Colorado. Se desempeñó con excelencia, y para compensarlo lo enviaron a la sección de inteligencia del departamento.
Infiltrado en el Ku Klux Klan.
Parte de su trabajo implicaba leer periódicos y detectar algún caso que valiera la pena investigar. En 1978, mientras leía un periódico local, se topó con un clasificado que buscaba miembros para un nuevo empleo en la KKK. Este sería el comienzo de una extensa y ardua investigación.
Sin conocer la seriedad del anuncio, envió una carta a la dirección mostrada haciéndose pasar por un hombre blanco. Eso sí, condimentó aquel escrito con un discurso repleto de odio hacia los judíos, negros, mexicanos y asiáticos. Stallworth les aseguró que estaba listo para escribir una nueva historia en el país. El único error que cometió fue firmar con su verdadero nombre.
Afortunadamente, el desliz del policía terminó pasando inadvertido y recibió contestación una semana después. Se trataba de un representante del grupo supremacista. Empleando la misma retórica, aseguró a Stallworth que era exactamente lo que andaban buscando. Ron se había infiltrado.
Por supuesto, el principal problema era que no podría presentarse a las reuniones con su verdadera identidad. Por eso solicitó al oficial Chuck, un colega del departamento, que actuara como un Ron Stallworth blanco. Durante los meses que duró la investigación, solamente surgió una sospecha sobre el Ron blanco.
Trabajando para el enemigo.
Tras la primera reunión que tuvo Chuck con el grupo supremacista, Ron hizo una llamada telefónica al organizador local y éste le preguntó porque su voz sonaba diferente en persona. El policía argumentó que padecía sinusitis, y los miembros del KKK lo dejaron pasar. Sin embargo, algo mucho más peligroso ponía en riesgo su cobertura.
David Duke, una de las principales figuras del KKK, realizaba una gira publicitaria en Colorado Springs y Ron fue asignado como su guardaespaldas. Para ese entonces, ambos conversaban frecuentemente por teléfono.
Ron mencionó a su jefe que su proximidad con Duke pondría en riesgo la operación si llegaba a reconocer su voz. Sin embargo, le respondieron que era el único en la división de inteligencia disponible para hacer el trabajo. Mientras desempeñaba su labor, Stallworth dijo a Duke que no compartía su forma de actuar, pero haría de lado su ideología y lo mantendría a salvo.
Al darle un apretón de manos a su guardaespaldas, David Duke jamás pensó que saludaba a la persona con quien hablaba constantemente. Duke aceptó tomarse una foto con Ron, pero cuando el oficial lo abrazó, intentó arrebatarle la cámara. Ron le dijo que, si llegaba a tocarlo, lo enviaría a prisión por agresión a un oficial de la ley.
La verdadera identidad de Stallworth jamás fue revelada, pero su investigación terminó por una situación inesperada. El Ku Klux Klan solicitó a Ron desempeñarse como un nuevo organizador, toda vez que demostró ser un ‘klasman’ leal y dedicado, los miembros del grupo supremacista pensaron que sería el hombre ideal para el trabajo.
El fin de la investigación de Ron Stallworth.
Stallworth se vio tentado a aceptar la oferta, pero su jefe creyó que era ir demasiado lejos y le solicitó que cerrara la investigación, dejara de atender llamadas, cambiara su número telefónico y destruyera todos los informes. Ron obedeció casi en todo y terminó la investigación en ese momento. Sin embargo, no destruyó los informes y se dedicó a detallarlos en cuadernos. Otro recuerdo que mantuvo Ron de su época como agente infiltrado fue su credencial como miembro del clan, firmada por el propio David Duke.
Ron Stallworth continuó su trabajo como investigador dos décadas más y se retiró en 2005. En 2006 concedió una entrevista al periódico Deseret News of Salt Lake City en la que reveló los pormenores de su infiltración al KKK. Según Stallworth, la investigación de nueve meses reveló que el Klan poseía miembros en las fuerzas armadas, dos de los cuales tenían acceso a armamento nuclear.
En 2014, Stallworth publicó un libro titulado Black Klansman en la que relata su experiencia como investigador infiltrado en el KKK. Cuatro años después, Spike Lee dirigió El infiltrado del KKKlan, una película basada en la obra de Stallworth.