Se trata del E-6B Mercury, una aeronave diseñada para soportar un hipotético apocalipsis nuclear que fue puesta en jaque cuando un pájaro se estrelló contra una turbina y tuvo que hacer un aterrizaje de emergencia. Desde hace varias décadas, la Fuerzas Armadas de los Estados Unidos vienen contemplando un escenario de guerra protagonizado por la devastación nuclear en todo el planeta. Por eso, el país mantiene una flotilla de aeronaves diseñadas especialmente para soportar los daños de una bomba nuclear.
Estos aviones también implementan señales de baja frecuencia para la comunicación y el lanzamiento de misiles submarinos. Sin embargo, toda la tecnología no fue rival para una sola ave. El pasado 2 de octubre, un equipo de la fuerza aérea realizaba una práctica de rutina en el estado de Maryland. El avión despegó con normalidad, y una vez que alcanzó altura se disponía a realizar una maniobra que consiste en tocar el suelo algunos segundos y volver a subir. Durante la práctica, un pájaro terminó estrellándose contra una de las cuatro turbinas del avión, obligando a la tripulación a realizar un aterrizaje forzoso.
Afortunadamente ningún pasajero resultó herido, aunque el perjuicio económico fue considerable: el pequeño kamikaze emplumado provocó daños a la aeronave que ascienden a los US$ 2 millones. De hecho, la Marina estadounidense clasificó el episodio como un «accidente de clase A», el más costoso en la escala de desastres. Esta clasificación está reservada a incidentes donde se observan muertes o heridas irreparables, para casos donde se produce una pérdida total de la aeronave o los daños superan los US$ 2 millones.
E-6B Mercury.
La empresa Boeing diseñó y construyó el E-6B Mercury para que funcionara como una especie de base aérea para la Marina estadounidense en caso de un apocalipsis nuclear. El avión puede emplearse como un centro do comando o una base de comunicación militar. A diferencia de las aeronaves militares tradicionales, los sistemas de control de este avión seguirían operativos incluso si una explosión nuclear sucede bajo el avión.
Los accidentes entre aeronaves y pájaros son más comunes de lo que parece. En promedio, Estados Unidos registra unos 3,000 accidentes aéreos militares al año. Seguramente estás pensando en que deberían colocar una especie de rejilla en la boca de la turbina para evitar que las aves ingresen; sin embargo, la solución es mucho más complicada. El funcionamiento de una turbina implica la circulación de una enorme cantidad de aire, y cualquier clase de obstáculo frente al sistema dificultaría la absorción del mismo. Además, hablamos de una rejilla extremadamente gruesa y resistente como para que soporte el impacto de un pájaro a 800 km/h. La solución es poco viable para la aviación.
Actualmente, algunos aeropuertos emplean métodos no letales para distraer o alejar a los pájaros, como los pulsos de luz o las ilusiones ópticas. Aunque las turbinas están diseñadas para soportar el impacto de un ave pequeña, el perjuicio a la aviación en todo el mundo por esta clase de accidentes asciende a US$ 3,000 millones al año.