Prácticamente desde que el clítoris se “descubrió”, nos la hemos pasado tratando de entenderlo y de otorgarle una función (por que claro, el placer no es suficiente para algunos); sin embargo, desde unas décadas atrás se decía que la su única tarea es provocar orgasmos -cuando es bien estimulado-.
No obstante, un estudio publicado en Clinical Anatomy resalta que el “botoncito” instalado en el aparato reproductor femenino, tiene funciones relacionadas con la reproducción; su estimulación favorece la dilatación, aumenta el flujo sanguíneo, eleva la temperatura de la vagina y es parte fundamental en la lubricación, lo que hace que la penetración no sólo sea más placentera, sino que favorezca el apareamiento.
A simple vista, la teoría parece un tanto retrograda pues implicaría que el clítoris está ahí originalmente con fines reproductivos, pero esto no tiene que ser 100% cierto, para empezar porque la reproducción (al menos en el caso de las parejas formadas por hombre y mujer cisgénero) no debería estar peleada con los orgasmos y el placer.
Desafortunadamente, así se trató a la sexualidad femenina durante siglos, como una vía para perpetuar la especie y nada más. Es probable que por ello, nunca nadie notó que al estimular el clítoris y otras zonas erógenas, la reproducción era más efectiva. Al mismo tiempo, aquellas que sentían placer eran fuertemente juzgadas, así que todo se convirtió en un círculo vicioso.
Zoe Williams, quien escribe un articulo sobre el tema en The Guardian argumenta que, considerar que el clítoris tiene fines reproductivos es una visión androcéntrica que intenta reflejar en las mujeres el modelo de reproducción masculino: “tener orgasmo, producir esperma, hacer bebé”; y “tener orgasmo, atrapar esperma, hacer bebé”.