El día de hoy presentaremos algunos de los curiosos cementerios que abundan por territorio guatemalteco, lugares que nos permiten echarle un vistazo a la cultura local cuando se trata de enfrentar a la muerte.
De acuerdo con la tradición en Guatemala, la vida después de la muerte es algo que debe celebrarse, un rasgo propio de su cultura muy distinguible en sus cementerios, donde amigos y familiares pintan las lápidas con los colores favoritos de los difuntos, como una forma de recordar y honrar a los seres queridos que ya partieron al otro mundo.
Dispersos en la zona rural de Guatemala, especialmente en el departamento de Chichicastenango, Sololá y Xela, estos coloridos cementerio se han convertido paulatinamente en atracciones turísticas.
Cada año, en el marco de la celebración del Día de Todos los Santos el 1 de noviembre (una fecha también conocida como el Día de Muertos), los cementerios se convierten en el punto de reunión para los rituales y oraciones en memoria de aquellos que ahí descansan.
Vestidos con ropas coloridas, los locales pasan el día en los cementerios, dando mantenimiento a las sepulturas, decorándolas con flores e incluso ingiriendo alimentos y bebidas al lado de aquellos familiares fallecidos.
Cometas coloridos.
Otra curiosa tradición es la construcción de cometas gigantes con colores vibrantes que son elevadas dentro de los cementerios. Los habitantes creen que soltar estos cometas con mensajes escritos es una forma de comunicarse con sus muertos. Los diseños de colores vibrantes en los cometas retratan temas religiosos o folclóricos.
En los municipios de Santiago Sacatepéquez y Zumpango, existe todo un ritual para confeccionar estos cometas que inicia aproximadamente 40 días antes del día festivo, donde los hombres solteros viajan al litoral en punto de las 4 de la madrugada para recolectar el bambú que servirá como estructura para los cometas.
Todo el material utilizado en los cometas proviene de la naturaleza: el pegamento es una mezcla de flor de mandioca, cáscara de limón y agua, las cuerdas se hacen con la planta de agave, la misma que produce el tequila. Esta costumbre de soltar cometas coloridos es muy antigua y reconocida por varias iglesias del país.