¿Te parece admisible que los presos tengan tiempo íntimo durante el cumplimiento de su condena? Independientemente de si estás a favor o en contra de estas prácticas, resulta muy probable que la historia sobre el origen de las visitas conyugales te resulte una historia digna de colección.
La historia que originó las visitas conyugales es parte de una serie de acontecimientos mayores. Empezamos en la época que siguió a la Guerra Civil en los Estados Unidos, cuando el Sur libró una extensa batalla para que los ciudadanos afroamericanos fueran reconocidos como hombres libres en aquellos estados donde siempre se les había considerado esclavos. Aunque esto originó diversas estructuras benéficas para la sociedad, el problema de cómo procesar a los ciudadanos negros que infringían la ley tenía que discutirse.
Parchman Prison Farm en Mississippi.
Hacia el ocaso del siglo XIX, Mississippi representaba un ejemplo de estado donde los contribuyentes se mostraban reacios a que parte de sus impuestos se destinara al encarcelamiento de criminales negros. La solución más lógica fue enviar a cualquier convicto negro a un campo de trabajos forzados. Al comienzo, los propietarios de las plantaciones tenían la posibilidad de “alquilar” cuadrillas de trabajadores negros convictos al gobierno del estado para que trabajaran en sus propiedades. De alguna manera, esta triquiñuela entre el sector público y el privado permitió la institución de la esclavitud modificada.
Tras varias décadas, Mississippi decidió dejar de alquilar a sus convictos al sector privado y pasó a utilizar a los presidiarios para que hicieran los trabajos del estado. Cuadrillas de trabajadores negros fueron responsables por construir la Parchman Prison Farm en 1901. Los hombres se encargaron de construir el lugar que se convertiría en su prisión en 1904.
La Parchman Prison Far no fue diseñada para servir como una prisión estándar. De hecho, asemejaba mucho más a una plantación de la Guerra Civil. No había ningún tipo de cerca o torre de vigilancia que delimitara las más de 8,100 hectáreas y los convictos habitaban en barracas de madera. Laboraban seis días a la semana en los campos, sembrando y cosechando cultivos. Los administradores y guardias vivían en Parchman, entre los presos, y también laboraban en la granja como criados.
Introducción de las visitas conyugales.
Desde su institución, el mecanismo de castigos y recompensas en Parchman fue diferente al de cualquier otra prisión en el país. El superintendente de la prisión tenía una amplia experiencia en la agricultura, y casi nada de conocimientos sobre el sistema penal. Su trabajo era administrar la granja como si fuera una empresa y lucrar tanto como le fuera posible. Debido a esto, los convictos recibieron motivaciones especiales para aumentar su productividad.
El concepto de visita conyugal fue uno de esos incentivos que motivaba a los presos de Parchman Farm a rendir más. Los prisioneros que seguían las reglas y trabajaban duro en el campo recibían como premio alcohol, comida extra y, lo más importante, el derecho a tener relaciones sexuales. Para el año de 1920, los mismos guardias se encargaban de llevar prostitutas a Parchman para que consintieran a los presos todos los domingos, el único día libre de la semana.
La visita conyugal resultó un incentivo muy atractivo para los prisioneros de Parchman y la productividad del lugar fue considerablemente elevada. Por supuesto, era un secreto a voces entre guardias e internos. Tiempo después, uno de los guardias describió la dinámica después que las prostitutas arribaban a la prisión. “Asistían todos los domingos, eran transportadas en un camión de plataforma conducido por un proxeneta tan arrogante como cualquiera que recorre las calles de la ciudad en un cadillac rosa”.
Reforma de las políticas sobre visitas conyugales.
Cuando la opinión pública empezó a hablar de lo que sucedía en Parchman y a preguntarse los motivos de la productividad entre los prisioneros, el superintendente tomó la decisión de reformar las visitas conyugales y las nombró “visitas familiares”. Para la década de 1960, las prostitutas ya no tenían permiso para acceder a la prisión y solo aquellos presos con esposa tenían derecho a las visitas conyugales. Las mujeres se presentaban y se quedaban con sus esposos en una cabaña en el recinto de la prisión, generalmente los fines de semana. También se alentaba a los niños para que fueran a visitar a sus padres.
Aquello que surgió de forma totalmente accidental en Parchman, poco a poco se fue convirtiendo en un ejemplo sobre los beneficios de las visitas conyugales en práctica. Mientras Parchman utilizaba este concepto como una forma de “construir vínculos familiares y reducir la reincidencia”, otras prisiones del país fueron siguiendo el ejemplo.
Para 1993, 17 estados habían instituido leyes sobre visitas conyugales para los prisioneros. Aquellos convictos que tenían un historial de buen comportamiento y se habían ganado el derecho, podían solicitar la visita de su pareja y su permanencia en una pequeña cabaña o remolque en el recinto de la prisión durante el fin de semana.
Los “lujos” de los prisioneros.
Sin embargo, la opinión pública sobre las visitas conyugales dio un giro de 180 grados y los críticos reclamaron que lujos como el sexo y la intimidad no resultaban apropiados para prisioneros que estaban recibiendo un castigo por sus fechorías. Otra vez los contribuyentes se negaron a que parte de sus impuestos se destinara a que los reclusos sostuvieran relaciones sexuales. Desde el año 2015 sólo tres estados (California, Nueva York y Washington) conservan esta política.
Carl Cletus Bowles escapó durante una visita conyugal en un motel en 1974. Aunque estaba preso por homicidio, Bowles recibió un “pase social” para tener relaciones con su novia en un motel local, mientras un guardia de la prisión vigilaba afuera. En algún momento, Bowles se las arregló para salir de la habitación del motel y pasar desapercibido, evadiendo a las autoridades durante varios días antes de su recaptura y asesinando a dos víctimas más en el proceso.
Mississippi, el estado donde Parchman allanó el camino para las visitas conyugales, abandonó esa política en el 2015. La Parchman Prison Farm todavía funciona en el mismo lugar, pero ahora con el nombre de Penitenciaria Estatal de Mississippi.
Visitas conyugales en México.
No existe información precisa sobre la fecha en que las visitas conyugales fueron introducidas a México, pero actualmente es un derecho del que gozan todos los prisioneros del país, bajo algunas excepciones. Por ejemplo, en estados como Tabasco los reclusos infectados con VIH tienen prohibido recibir visitas conyugales.
Para acceder a ese derecho, la pareja del recluso tiene que pasar una serie de trámites como presentar un acta de matrimonio o constancia de concubinato, estudios de laboratorio, cumplir con ciertas condiciones en la vestimenta, entre otras. Para muchos expertos en el tema, la visita conyugal es una forma de prevenir el homosexualismo en las prisiones del país.