Quizá nunca lo imaginaste, pero resulta un tanto probable que en algún momento de tu vida hayas besado el rostro de la mujer que aparece en la siguiente imagen, aunque haya sido de forma indirecta. Hablamos de las facciones de una mujer conocida solamente como “L’Inconnue de la Seine”. “La desconocida del Sena”, en español.
Un mote tan interesante como este atiende al hecho de que, hasta nuestros días, lo único que se sabe de ella es que fue encontrada muerta en el río Sena, en Francia, probablemente en algún momento entre las décadas de 1870 y 1880. Maravillado por el enigmático rostro de la “Inconnue”, el médico forense responsable de examinarla habría fabricado una máscara mortuoria, inmortalizando las facciones de la dama y, sin quererlo, iniciando un verdadero fenómeno cultural.
La popularidad de la “Inconnue”.
Y es que este supuesto médico forense, cuya identidad es tan desconocida como la de la mujer, no fue el único encantado por la ambigua expresión (macabramente feliz) de la Inconnue. Cuando el rostro empezó a hacerse popular a comienzos del siglo XX, empezaron a aparecer diversas copias por todas partes, generalmente proyectadas como un objeto de decoración.
Se rumora que algunas celebridades de esa época poseían copias de la Inconnue en sus hogares, generalmente atribuido al hecho de que existe una semejanza entre su sonrisa ambigua y la de Mona Lisa, la mujer que aparece en la obra maestra de Leonardo da Vinci. No obstante, también se hablaba de los sorprendentes detalles encontrados en la Inconnue, detalles que generalmente se desvanecen en los cuerpos que son encontrados en el agua.
Además, con el creciente interés el rostro se convirtió en un foco de atención para diversas áreas artísticas. Supuestamente, las copias que se esparcieron por Francia habían provenido de un mismo lugar: el negativo de una fotografía.
Arte bohemio.
Pero el mito de la mujer anónima no fue avivado solo por gente extravagante intentando acompañar las últimas peculiaridades de la moda. De hecho, esa gran incertidumbre sobre las causas de muerte de esta misteriosa modelo terminó sirviendo como inspiración para la mente de multitud de artistas en la época.
En uno de los textos referidos sobre el tema, “Influence and authenticity of l’Inconnue de la Seine” de Anja Zeidler, la autora señala diversos nombres como Anaïs Nin, Rainer Maria Rilke y Albert Camus. Aparentemente, a muchos de estos artistas les gustaba enervar su creatividad concibiendo hipótesis sobre la causa de la muerte, incluso teorizando posibles existencias previas para la mal afamada mujer.
De objeto decorativo por excelencia, la figura de la Inconnue también permeó en la mente de las mujeres europeas. Aunque estuviera muerta y su procedencia fuera desconocida, la mujer pasó a representar un estándar estético para muchas doncellas francesas seguidoras de las últimas tendencias. “Me contaron que toda una generación de mujeres alemanas se modelaban teniendo a la Inconnue como su inspiración”, cuenta en su obra, The Savage God. A Study of Suicide, el crítico A. Alvarez.
Como lo señala Alvarez, el fenómeno fue reseñado por Hans Hesse, un profesor de la Universidad de Sussex. “La Inconnue se convirtió en una especie de ideal erótico para todo un periodo, así como sucedió con (Brigite) Bardot durante la década de 1950”, cuenta Alvarez, poniendo como ejemplo el estilo adoptado por la actriz alemana Elisabeth Bergner. Según Alvarez, el paradigma estético de la Inconnue empezó a perder fuerza con el surgimiento de la actriz Greta Garbo, con un estilo muy marcado.
“El rostro más besado de la historia”.
Si alguna vez has recibido entrenamiento en reanimación cardiopulmonar, resulta muy posible que en algún momento le hayas dado un beso cargado de buenas intenciones a la misteriosa dama del río Sena. Según lo revelado por el fabricante, el maniquí didáctico Rescue Annie fue hecho a partir de un molde de la Inconnue.
Y tomando en cuenta la popularidad de la modelo, resulta fácil entender porque se dice que el rostro de esta dama del siglo XIX es el “más besado de todos los tiempos”, aunque las Rescue Annie aparecieron casi ocho décadas después de la muerte de la Inconnue.
Averiguando su identidad.
Pese a todo ese impacto cultural y hasta didáctico en la humanidad, es un hecho que incluso en nuestros días sabemos muy poco sobre el origen de L’Inconnue de la Seine. De hecho, algunos dudan de que la Inconnue realmente haya existido, lo mismo aplicaría para su primer gran admirador, el supuesto forense que aparece en la historia y también hay dudas sobre la máscara original.
Sin embargo, lo que sobran son hipótesis y, sobre todo, otras historias que explican el posible origen de esta mujer. Aunque admite que “es posible que jamás haya existido”, Alvarez asegura que supo de la historia a través de un investigador que rastreó los orígenes de la dama hasta Alemania, terminando por encontrarla viva, como hija del entonces próspero artesano responsable por la fabricación del molde.
En el sitio The Framer’s Collection relacionan a la Inconnue con una músico de ascendencia húngara llamada Ewa Lázló, asesinada por un hombre llamado Louis Argon. René Vautrain, otro de los que se interesaron por el tema, aseguró que se trataba de una rusa oriunda de San Petersburgo llamada Valeria.
También cabe destacar el descubrimiento de Hélène Pinet, que hizo mención de cierto moldeador francés que vendía máscaras en París. Pinet afirmó que un hijo del artesano le contó sobre la época en que su padre le hablaba sobre la “bella modelo” que serviría de molde para la máscara, asegurando que hubiera sido técnicamente imposible que L’Inconnue de la Seine hubiera sido moldeada a partir de un cadáver. Puedes elegir la historia que más te agrade.