martes, 20 de diciembre de 2016
Vivir con un gato puede convertirte en sadomasoquista
No, no es broma. Según una investigación publicada en la revista Evolutionary Psychology, tener un gato como mascota puede implicar el riesgo (o beneficio, según se vea) de convertirte en sadomasoquista.
Esto, explica el texto, debido a un parásito cerebral, llamado toxoplasma, que los gatos pueden transmitirles a sus dueños y que se ha relacionado con la aparición de conductas sadomasoquistas.
En la mayoría de los casos, el toxoplasma gondii se transmite a través del contacto con las heces de los gatos y afecta alrededor de un tercio de la población mundial.
Las personas con toxoplasmosis mostraron sentirse más atraídas por el bondage, la violencia, la zoofilia y el fetichismo; mientras que los hombres, en particular, se sintieron más inclinados hacia el masoquismo, violar y ser violados.
El parásito se aloja en el cerebro y en los músculos. Algunos estudios en ratones y ratas han descubierto que la infección puede provocar cambios en la personalidad, haciendo que se sientan sexualmente atraídas por el olor de la orina del gato.
En cuanto a los humanos, los científicos elaboraron un cuestionario a través del cual recogieron información de 36 mil 564 personas de Eslovaquia y la República Checa, 741 de las cuales estaban infectadas. Aquellos con toxoplasmosis mostraron sentirse más atraídas por el bondage.
De acuerdo con Jaroslav Flegr, principal autor del estudio, el parásito “se aprovecha de que los estímulos relacionados con el sexo y el miedo afectan circuitos cerebrales muy similares. De hecho, aunque no padezcamos toxoplasmosis, existe una estrecha relación entre el miedo y el sexo”.