1 – Los samurái no honraban la lealtad.
Los guerreros samurái no siempre tuvieron esa imagen de hombres honorables que subsiste en el imaginario popular. Hasta el 1600 carecían por completo de un “código” entre colegas, por lo que no era nada raro que traicionaran a sus maestros. Incluso después de esta época, la lealtad era algo que tenía mucho más importancia en un papel que en la realidad.
Si un maestro no recompensaba ni cuidaba al guerrero que lo defendía, el samurái aprovechaba las primeras de cambio para unirse al enemigo. En esa época, uno no podía confiar ni en la propia sombra, y era algo típico que se revelaran y después volvieran a trabajar con el mismo mentor.
2 – Recurrían a una especie de flauta para matar.
El shakuhachi era una especie de flauta construida con bambú y, por si queda alguna duda, una de las armas más raras empleadas por los guerreros samurái. Originalmente era un instrumento empleado por monjes budistas que recorrían las calles tocando con cestos en la cabeza mientras predicaban.
Analizando la escena, los samurái se dieron cuenta que este podía ser el disfraz perfecto si podían apropiarse. Así fue que estos guerreros transformaron el shakuhachi en arma y, si eran atrapados, estarían listos para responder al enemigo.
3 – Los perros de los samurái llevaban armaduras.
Lo creas o no, las mascotas de estos guerreros también llevaban protección. La siguiente imagen presenta una armadura para perro confeccionada a comienzos del siglo XIX. Aunque no existe mucha información sobre el tema, se entiende que no estaba hecha para las batallas, sino como simples adornos para los desfiles. El conjunto está integrado por un casco, una falda de cuero y un bolso.
En algún punto de la historia, un samurái marchó por las calles de Japón conduciendo a un perro enfundado en una armadura completa. ¿Increíble, no?
4 – Los samurái querían que sus cadáveres olieran bien.
Kimura Shigenari, uno de los samurái más legendarios en la historia, libró su última batalla en 1615, mientras defendía el castillo de Osaka de un ejército invasor. Antes de cada batalla, Kimura atravesaba un ritual importantísimo: quemar incienso dentro de su máscara.
Él sabía que podía perder la vida en cualquier batalla y que su cabeza sería tomada como un trofeo. Por eso, esperaba que aquel que lo decapitara se llevara una parte de su cuerpo debidamente perfumada.
Cuando finalmente cayó en batalla, el líder Tokugawa Ieyasu quedó tan impresionado con la actitud del guerrero que incentivó a todos sus hombres para que hicieran lo mismo.
5 – Se preocupaban mucho por el baño.
Después que el samurái Uyesugi Kenshin fuera asesinado por sorpresa en el baño (con las prendas abajo), otros guerreros empezaron a preocuparse por sus idas para atender el llamado de la naturaleza. Así, muchos samurái desarrollaron técnicas propias, como ir al baño con la pierna derecha del pantalón completamente fuera del cuerpo. De esta forma, si alguien entraba, estarían listos para pelear.