En una reciente entrevista con la revista Fortune, el magnate Bryan Johnson expresó su anhelo de vivir por mucho tiempo y experimentar en plenitud las experiencias que la vida ofrece. Johnson es CEO de una empresa tecnológica que ha venido ganando fama gracias a su costoso régimen antienvejecimiento. Mediante una serie de estrictas intervenciones médicas, actualmente Bryan Johnson presenta la salud cardiaca de un individuo de 37 años de edad.
Además, su piel asemeja a la de una persona de 28 años y su capacidad pulmonar es equiparable a la de un joven de 18 años. Al menos es lo que afirma su equipo médico, que echa mano de la ciencia para preservar la salud del hombre. Johnson está convencido de que, si logra desacelerar y revertir significativamente el proceso de envejecimiento, revolucionará por completo a la humanidad.Tras conseguir su licencia de piloto y aprender a volar un avión hace algunos años, Johnson quedó maravillado por el funcionamiento del piloto automático. Esta experiencia le despertó una profunda curiosidad por desarrollar un mecanismo de piloto automático para su propio organismo. Para lo cual depositó una confianza ciega en los últimos avances médicos y tecnológicos.
“Reiniciando” el cuerpo humano.
Johnson está tan fascinado con revertir el envejecimiento humano que ha adoptado un enfoque estricto, respaldado por un equipo de 30 expertos. Entre los que se incluyen nutricionistas y especialistas en imágenes de resonancia magnética. No hay día que no mida su grasa corporal y rutinariamente se somete a estudios de resonancia magnética. Además, frecuentemente se práctica análisis de sangre y heces para evaluar la edad biológica de sus órganos. A ultimas fechas reveló que realiza transfusiones de “sangre joven” a su cuerpo a pesar de las recomendaciones de la FDA. La donación proviene de su propio hijo de 17 años.
Su rutina diaria abarca más de un centenar de protocolos dirigidos a promover su salud en general. Por ejemplo, su ingesta diaria de comida no sobrepasa las 1,977 calorías y consume alrededor de 30 kg de verduras al mes. Regularmente, su desayuno es una combinación de brócoli, coliflor, lentejas negras, champiñones, ajo y jengibre. Más tarde, se quita el hambre con un “budín de nueces con bayas”. Y, finalmente, un platillo compuesto de vegetales, bayas, nueces y semillas.
También consume 15 gramos de chocolate 100% negro y 30 mililitros de aceite de oliva extra virgen. El millonario tuvo que reducir su ingesta diaria de vino tinto a tres onzas para cumplir las métricas establecidas por el equipo médico.
La rutina de Bryan Johnson empieza a las 4:30 a.m., hora en que realiza una sesión de 35 ejercicios diferentes e ingiere un coctel de suplementos. Esto como parte de la iniciativa Proyecto Blueprint, donde evalúa constantemente la salud de sus órganos para determinar su índice de envejecimiento. Y su intención es mantener este estilo de vida indefinidamente.
Proyecto arriesgado.
Aunque los expertos en envejecimiento y longevidad encuentran fascinante el compromiso de Johnson, es evidente la preocupación que existe en torno al nivel de disciplina y recursos financieros necesarios para mantener un estilo de vida de tal magnitud. Además, destacan que las elecciones del magnate no están respaldadas por evidencia científica sólida.
Dan Buettner, experto en longevidad y fundador de Blue Zones LLC, considera que Johnson es un “experimento andante”. Y que, si bien los esfuerzos de Johnson merecen reconocimiento, el verdadero impacto resultará más evidente en una década. Pues actualmente Bryan Johnson tiene 45 años de edad. A pesar de la incertidumbre que rodea al éxito del enfoque adoptado por Johnson, él se mantiene firme.
A menudo se pregunta si la fuente de la juventud está oculta entre miles de publicaciones científicas e investigaciones rigurosas sobre longevidad. Por ahora, Johnson está dispuesto a ser un conejillo de indias. Afirma que su motivación surge de un genuino amor por la vida y la convicción de que la próxima evolución de los humanos aguarda cosas extraordinarias.
Nota cortesia de Doña Narruquela, la abuelita de los blogs
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