En el devenir evolutivo, los perros y los lobos se diferenciaron como especie hace aproximadamente 30 mil años. Tiempo suficiente para producir marcadas diferencias genéticas entre estos animales. En la actualidad, los perros son muy distintos a sus antepasados. Específicamente en lo que respecta al tamaño del cerebro, que disminuyó en relación al de sus ancestros. Pero, esta tendencia evolutiva empieza a revertirse y nadie sabe los motivos.
Recientemente, un estudio científico reveló que las razas de perros desarrolladas desde mediados del siglo XIX presentan cráneos de mayor tamaño. Algo que, francamente, desconcertó a los investigadores involucrados en el estudio. Tras comparar los cráneos de 859 especímenes, entre los que se incluían 159 razas de perros y 28 subespecies de lobos, los investigadores encontraron que los lobos presentan un cerebro aproximadamente 24% más grande respecto al tamaño observado en un perro de talla similar.No obstante, el hallazgo sorprendente de los investigadores es que, a medida que una raza de perro aumenta su distancia genética con los lobos, mayor es el tamaño de su cerebro.
El cerebro de los perros se hace más grande.
Los científicos sospechan que el proceso de domesticación pudo contribuir a reducir ciertas áreas cerebrales en los perros. Y es que, al vivir en entornos controlados entre humanos, la ausencia de amenazas les permitió reducir las actividades cerebrales relacionadas con la supervivencia. Entre las que destacan la selección de una pareja, búsqueda de presas y vigilancia continua de depredadores.
Inicialmente, el equipo de investigación propuso la hipótesis de que las tareas específicas a las que se destinaban ciertas razas de perros pudieron influir en el tamaño relativo de sus cerebros. Por ejemplo, suponían que los perros de pastoreo o caza debían presentar cerebros más grandes. Pero, los hallazgos de la investigación echan por la borda esta hipótesis. De hecho, la diferenciación genética entre las razas de perros y los lobos se reveló como el único factor relevante para determinar el tamaño del cerebro.
“Las tareas o características atribuidas en la historia de vida de las razas no consiguen explicar estos hallazgos, por lo que solo podemos especular”, afirmó Enikő Kubinyi, uno de los investigadores involucrados en el estudio. “Probablemente, factores como un entorno social más complejo, la urbanización y adaptación a normas y expectativas más rígidas sean los responsables de estos cambios, que afectan a todas las razas caninas modernas”.
Nota cortesia de Don Pope
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