El estrés desempeña un papel significativo en el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer. Así se sugiere en los hallazgos de un reciente artículo publicado en el prestigioso Journal of the American Medical Association. El estudio se enfocó en evaluar y dar seguimiento a 25,000 voluntarios mayores de 45 años durante cuatro años.
Mediante una serie de evaluaciones, estos voluntarios pasaron por mediciones tanto de su percepción personal del estrés como de sus capacidades cognitivas. Los resultados revelaron un vínculo significativo entre niveles más altos de estrés y un rendimiento cognitivo inferior en pruebas de memoria. De hecho, esta asociación se mantuvo incluso tras considerar factores adicionales, como el nivel socioeconómico y la existencia de otros padecimientos.El impacto del estrés en la cognición humana.
La Dra. Claudia Figueiredo, una destacada neurocientífica de la Universidad Federal de Río de Janeiro, subraya que el impacto del estrés en la cognición, tanto en situaciones agudas como crónicas, se reconoce ampliamente. Además, explica que se considera uno de los factores de riesgo prevenibles en relación con el desarrollo del Alzheimer. El estrés tiene potencial para producir alteraciones hormonales e inflamatorias que ejercen un impacto negativo en el cerebro, además de afectar el sueño y debilitar el sistema inmunológico. Por si fuera poco, el cansancio tiende a favorecer comportamientos poco saludables, como el tabaquismo y el sedentarismo.
Los resultados de este estudio resaltan la necesidad de una detección temprana y la implementación de medidas adecuadas para reducir el riesgo de deterioro cognitivo en adultos mayores. Además, refuerzan la hipótesis de que una alta prevalencia de demencia en grupos minoritarios raciales y étnicos puede atribuirse, parcialmente, a los mayores niveles de estrés que enfrentan dichas poblaciones. Condiciones empeoradas por otros factores, como el bajo estatus socioeconómico y la discriminación.
Los investigadores estiman que con una reducción de entre el 10% y el 25% en factores de riesgo modificables, como el estrés, mala alimentación y el sedentarismo, se podrían prevenir aproximadamente 1.3 millones de casos de Alzheimer en todo el mundo. Sin embargo, es fundamental llevar a cabo más investigaciones para comprender mejor cómo los aspectos sociales y comportamentales relacionados con el estrés impactan a diferentes grupos de personas. Y así planificar intervenciones efectivas para prevenir el declive cognitivo.
Nota cortesia de Doña Naturella Teofilita
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