Las películas tienen la capacidad de cautivar al espectador y promover la reflexión sobre la trama. A menudo, nos presentan mundos desconocidos, aunque la pantalla grande no es inmune a los problemas cotidianos. Tal y como sucede con la película “La Ballena”, que este año conquistó dos premios Oscar.
El largometraje nos narra la lucha de un profesor con obesidad mórbida que busca redención y un nuevo sentido a su existencia. Aunque el tema de fondo en la película es relevante para la sociedad dado los serios problemas de salud mental que enfrenta el mundo. La producción recibe numerosas críticas tanto de la crítica especializada, como de activistas contra la discriminación de personas obesas.
“La Ballena” y el uso de fat suits.
El aspecto más criticado en la cinta es el uso de “fat suits”, esos trajes especiales que transforman a actores delgados en personas obesas mediante el uso de maquillaje, rellenos y máscaras. En el caso de “La Ballena”, el actor Brendan Fraser, quien interpreta al personaje principal, requería de siete horas diarias para transformarse en Charlie.
La situación viene promoviendo un gran debate en la comunidad activista, pues se argumenta que la producción debió contratar a un actor obeso para el papel. Frecuentemente comparan esta práctica con el “blackface”. Una técnica que se utilizó en el pasado para pintar el resto de un individuo blanco con el objetivo de representar a una persona de piel negra.
El “fat suit” es objeto de duras críticas desde hace años y ha generado polémica en el medio audiovisual, pues muchos no están de acuerdo en cómo se caracteriza a las personas en pantalla. Aunque, con “La Ballena” las críticas van más allá, pues se dice que la película deshumaniza al personaje de Charlie y refuerza estereotipos negativos sobre la obesidad. En ese sentido, la acusan de gordofobia.
El director Darren Aronofsky no es famosos por su sutileza, como vimos en “El cisne negro”. Pero, en 2023 contar una historia de redención utilizando como medio un personaje obeso parece innecesario e incluso contraproducente. Principalmente porque se refuerzan ciertos estereotipos. Para algunos críticos, la película solo busca generar incomodidad en el espectador sin ofrecer una reflexión profunda sobre el tema.
Gordofobia.
La periodista y activista Naiana Ribeiro publicó en su cuenta de Instagram: “Salir del cine convencida de que las personas son gordas sólo por comer demasiado o que los individuos gordos prefieren aislarse y no quieren cuidarse, puede ser el resultado de una historia ficticia creada por personas delgadas”.
Por cierto, “La Ballena” no está basada en hechos reales. En la obra se describe la vida de un hombre que atraviesa dificultades comúnmente experimentadas por personas gordas. Pero quienes estudian la gordofobia consideran que la película es un desacierto”, agregó.
Y realmente no es complicado encontrar el punto donde la película pierde sentido en esa obsesión por incomodar al espectador. Que “La Ballena” nos muestre ese cuerpo obeso caminando, comiendo y existiendo es de la manera más animalesca y deshumanizada posible refuerza ciertas construcciones problemáticas.
Lo peor es que lo hace a través de un choque estético y visual, acudiendo a esa necesidad de decir “miren lo visceral que soy”. Por si fuera poco, cada vez que la película toca temas delicados, siempre es superficialmente: el suicidio, la salud mental y la sexualidad se tratan de forma poco relevante.
¿De qué trata “La Ballena”?
Si deseas verla y desconoces la trama de la película: gira en torno a la frágil relación entre un profesor de inglés y su hija, Ellie. Charlie es un hombre recluso que vive con obesidad mórbida y lucha contra el trastorno alimentario compulsivo. Da clases en línea, pero siempre con la webcam apagada pues no quiere mostrar su apariencia.
Aunque vive solo, su amiga y enfermera Liz procura mantenerse al tanto. Sin embargo, vive a diario con la culpa de haber abandonado a su hija cuando se enamoró de un hombre. En la película, el espectador lo acompaña en su intento de acercarse de nuevo a su retoño, ahora adolescente, para recuperar el tiempo perdido y resarcir los errores cometidos.
Nota cortesia de Don Heli Salvador, la ballena de los blogs
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