Los científicos desconocen el comportamiento que tendrá El Niño en 2023, pero resulta muy plausible que el cambio climático amplifique los efectos de este fenómeno en diversas regiones del planeta. Hablamos de un fenómeno natural que sucede con una periodicidad de entre dos y siete años. Se produce cuando las aguas del Océano Pacífico ecuatorial incrementan su temperatura hasta 3°C sobre el promedio (se conoce como La Niña cuando la temperatura disminuye en la misma proporción). Esto desencadena una serie de efectos que puede sentirse en todo el planeta.
Este ciclo recibe el nombre oficial de El Niño/Oscilación del Sur (ENOS), pues naturalmente es seguido por La Niña, y viceversa, con un lapso de condiciones neutras entre ambos fenómenos. Aunque el cambio de temperatura en la superficie del océano asociada a estos eventos parezca insignificante, es suficiente para alterar los patrones climáticos a escala global. De hecho, influye sobre la estratosfera polar, a 8 km sobre la superficie, alterando la circulación del aire a gran escala.
Resulta usual que las condiciones promovidas por La Niña duren dos años consecutivos. Sin embargo, también presenta ciclos de tres años más raros, como el que nos afecta desde 2020. Hace algunos días, la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) emitió un comunicado donde pronostica que el Océano Pacífico ecuatorial regresará a un estado neutro entre marzo y mayo de 2023.
Fenómeno de El Niño en 2023 y sus posibles consecuencias.
Además, agregó que existe una alta probabilidad de que las condiciones de El Niño se manifiesten en el hemisferio norte entre otoño e invierno. Dada la enorme influencia del ENOS sobre los patrones globales de precipitación y temperatura, los científicos climáticos vigilan de cerca las condiciones del Pacífico Tropical para elaborar pronósticos más precisos. ¿Pero, qué podemos esperar en el próximo evento de El Niño en 2023?
Aumento de la temperatura, sequías e incendios en Australia.
Gracias a la influencia extendida de La Niña, los australianos vienen de tres años de lluvia por encima del promedio. Especialmente en el este, donde sufrieron las severas consecuencias de las inundaciones. Con la llegada de El Niño, los expertos creen que sucederá todo lo contrario: sequías severas, incremento de las temperaturas y un mayor riesgo de incendios forestales.
Estas condiciones deberían intensificarse conforme se aproxime el invierno y la primavera en el hemisferio sur. A medida que el planeta aumenta su temperatura, algunas regiones tienden a calentarse más rápido que otras. Por ejemplo, el termómetro en Australia está 1.4°C por encima de lo que marcaba en los albores del siglo XX.
Año con año, los australianos observan con impotencia el aumento de la superficie continental devastada por incendios forestales. La tendencia a la sequía, influenciada principalmente por los cambios climáticos, parece irreversible en Australia. Y esto se mantuvo pese a los inusuales años húmedos que experimentó Australia durante el reciente evento de La Niña.
Por eso, los efectos del cambio climático vuelven al país extremadamente vulnerable ante los efectos de El Niño.
Podríamos superar los 1.5°C.
Cuando el agua del Pacífico ecuatorial se calienta, parte de ese calor y humedad termina transferido a la atmósfera. Es como cuando coces una pasta, que la cocina queda llena de vapor y humedad. La tendencia del calentamiento global podría agravarse con la llegada de El Niño. Pues este fenómeno tiene capacidad de incrementar la temperatura promedio de la Tierra hasta 0.2°C. Particularmente si el ENOS es tan fuerte como el de 2016, el año más caliente registrado hasta la fecha.
Un año extra de La Niña también podría llevarnos a romper todos los récords de calor. Y es que la tendencia al aumento de la temperatura causada por los gases de efecto invernadero en la atmósfera podría estar enmascarada por el efecto de enfriamiento de los procesos naturales. Tomemos en cuenta que la Tierra ya se calentó 1.2°C respecto a la época preindustrial.
Si El Niño agrega calor extra a la atmósfera, no es ninguna locura que la temperatura de nuestro planeta supere temporalmente el límite de 1.5°C establecido en el Acuerdo de París. Esto sucedería en algún momento del 2024. Aunque, cabe aclarar que todavía es muy pronto para pronosticar si el evento será tan fuerte como el de 2016.
Inviernos particularmente fríos en el norte de Europa.
La baja presión sobre Islandia y la alta presión sobre las Azores produce un equilibrio que determina la orientación de las lluvias en Europa durante el invierno, empujadas por una corriente en chorro hacia el norte o sur. Bajo la influencia de El Niño, cuando llega el invierno estas zonas de presión pierden fuerza y la corriente en chorro propicia condiciones mucho más húmedas al sur de Europa.
Sin embargo, el norte de Europa se lleva la peor parte al experimentar inviernos más fríos y secos. Si El Niño se intensifica lo suficiente, se esperaría un invierno particularmente gélido entre 2023 y 2024. También como resultado del calentamiento global, los expertos estiman que la influencia del fenómeno sobre el Atlántico Norte y el invierno al norte de Europa se fortalecerá.
Menos absorción de carbono en Sudamérica.
Hace varios siglos, pescadores peruanos fueron los primeros en documentar los efectos del ENOS en Sudamérica. Y es que el clima de la región es particularmente susceptible a los efectos de El Niño dada la cercanía con el Océano Pacífico ecuatorial. El evento se traduce en inundaciones en la costa oeste de Ecuador y Perú.
Pero también en sequías en el Amazonas y el noreste, donde las consecuencias de una mala cosecha pueden afectar seriamente a todo el continente. Por ejemplo, en ocasiones pasadas El Niño ha provocado una disminución en la cantidad de lluvias y un aumento considerable de las temperaturas en Colombia. Esto se reflejó en brotes de enfermedades transmitidas por insectos, como el dengue, malaria y zika.
Y es que, con el aumento de la temperatura provocado por El Niño, los índices de reproducción de los mosquitos se disparan. En el Amazonas, las sequías derivadas de El Niño limitan el crecimiento de la vegetación reduciendo el dióxido de carbono absorbido de la atmósfera. Un fenómeno que se repite en los bosques tropicales de África, India y Australia.
Nuestro clima es un sistema sumamente complejo, y tratar de comprenderlo es parecido a resolver un enorme rompecabezas. Los océanos y la atmósfera guardan una relación estrecha y de cooperación.
Nota cortesia de Humberto Cruz aka Escoria24
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