Menos de tres de cada cinco portadores del virus del sida en el mundo tienen acceso a tratamientos antirretrovirales, indica el informe anual de Onusida.
En 2017, 21.7 millones de personas tuvieron acceso a tratamientos (2.3 millones más que en 2016), de un total de 36.9 millones infectadas, según el documento publicado este miércoles 18 de julio.
La meta de Onusida es lograr que para el año 2030 la epidemia del sida haya terminado, sin embargo, advierte que la falta de financiamiento es un factor que lo impediría, pues se calcula que cada año podría haber 2.8 millones de nuevos casos.
Para Onusida, resulta de vital importancia continuar con el esfuerzo de detección para poder identificar a los grupos más vulnerables y así conseguir llevar los programas a la población a ellos ya que "existe una crisis en prevención; el éxito en salvar vidas ha sido mayor al que se ha conseguido en la prevención y los esfuerzos en este sentido no siempre están alcanzando a las personas que más lo necesitan".
Al mismo tiempo, el informe destaca que en 2017, el número de muertes (menos de 1 millón) causadas por enfermedades relacionadas con el sida, ha sido el más bajo del siglo. También asegura que hoy en día, tres de cada cuatro personas que viven con VIH, conocen su estado serológico, lo que representa un avance importante hacia el tratamiento y la mejora de la calidad de vida.
Onusida lamenta en su informe los nuevos 180 mil casos en niños y niñas, pues aunque, desde el 2010 se han evitado 1.4 millones de infecciones, la meta inicial era que para 2018, éstas ya no existieran en el grupo poblacional. También subraya que el año pasado, sólo la mitad de las personas menores de 15 años que viven con VIH o sida, recibieron tratamiento.
De acuerdo con el informe, el estigma y la discriminación siguen siendo factores que afectan la lucha contra la epidemia del VIH, pues en muchas ocasiones son los mismos profesionales de la salud los excluyen a las poblaciones vulnerables.
Para Onusida, las mujeres y las niñas, son uno de los grupos más vulnerables pues las cifras indican que 1 de cada 3 ha sufrido violencia física o sexual.
"Las leyes que criminalizan a las personas con VIH, el uso personal de drogas, el trabajo sexual y la orientación sexual y todo aquello que impide el acceso a los servicios de salud, tienen que irse ya".