Con la visita del Papa Francisco este próximo 12 de febrero, la Iglesia Católica en México anda apurada con los arreglos para recibir a su eminencia. Sobre todo tomando en cuenta que México contara con un nuevo Santo, así es el Papa Francisco ha reconocido un milagro atribuido al niño cristero José Sánchez del Río, un joven de 14 años asesinado durante el conflicto religiosos en los años de 1926 a 1929.
Nacido en Sahuayo, Michoacán, el 28 de marzo de 1913, José Sánchez del Río fue un destacado joven católico que participó de las vanguardias locales de la Acción Católica de la Juventud Mexicana y cuando estallo la Guerra Cristera en 1926, quiso unirse a la resistencia pero le fue prohibido por su madre.
Después de una negativa inicial, José logró convencer a su madre de dejarlo unirse a las fuerzas cristeras guiadas por el general Prudencio Mendoza, después de decirle que: Nunca ha sido tan fácil ganarse el cielo como ahora.
El 6 de febrero de 1928, durante una batalla, José dio su caballo al general Mendoza salvándole la vida, quedando prisionero de las tropas gubernamentales. Tras 4 días de cautiverio, los hombres del ejército federal le cortaron las plantas de los pies y lo condujeron descalzo por las calles de Sahuayo hasta el Panteón Municipal. Ante una tumba ya preparada José fue ahorcado y acuchillado.
La aprobación tuvo lugar la víspera durante una audiencia de Jorge Mario Bergoglio con el cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos del Vaticano.
Muy merecida la canonización de este santo.