Evidentemente, la higiene es un aspecto vital de nuestro cuerpo y debemos mantener toda una serie de hábitos higiénicos como una forma de evitar las enfermedades. Las orejas son fáciles de limpiar: basta con barrer el oído externo con hisopos de forma regular o, de preferencia, pasar la toalla después del baño.
Esculcarse el oído interno con un hisopo para retirar el cerumen no es una buena idea, pues esa asquerosa cera café que se produce en el oído resulta realmente útil al proteger el canal auditivo y al presentar propiedades antibacterianas. Este cerumen también impermeabiliza el canal, lo que nos evita una serie de enfermedades.
Pero un día a algún iluminado se le ocurrió que esa cera en el oído era “mugre” y decidió inventar algo para poder extraerla del órgano (recordemos que el cerumen es algo inherente al oído). Así fue cómo surgió lo que hoy conocemos como “cotonetes” y la mala costumbre de introducirlos al oído.
En este video podrás ver a un sujeto quejándose de un dolor de oído. Un dolor latente provocado por un insecto que decidió albergarse en su canal auditivo. Una mujer que lo asiste remueve toda la cera de la parte profunda del oído para al final tener una visión clara de la enorme polilla que se alojaba allí. Personas sensibles y delicadas, por favor, obténgase de reproducir estas escenas.
Una vez que extrajeron con éxito el animal, el hombre mostró un alivio instantáneo. Creo que esta es la pesadilla recurrente de cualquier ser humano promedio.
jajajaja es gracioso cuando no le pasa a uno